En una reciente sesión del Consejo de Kaziys en Bakú, el Jeque-ul-Islam Allahshukur Pashazade, presidente de la Junta de Musulmanes del Cáucaso, asumiendo el papel de difundir las mentiras de la maquinaria de propaganda azerbaiyana, una vez más atacó al pueblo armenio y a la Iglesia armenia con odio y hostilidad.
Superándose a sí mismo en la difusión de falsedades, Pashazadeh declaró que los lugares sagrados armenios que han existido en Armenia y la región durante decenas de siglos, incluso la Catedral Madre de Santa Echmiadzin de 1700 años de antigüedad, se encuentran en “tierras históricas azerbaiyanas” y que los armenios supuestamente se han “apropiado” de estos territorios. Pashazadeh concluye su serie de absurdas afirmaciones presentando a la Iglesia Apostólica Armenia como una amenaza para los países de la región.
Parece irónico que, como resultado de los esfuerzos de construcción nacional de las autoridades soviéticas en la década de 1930, en la segunda mitad del siglo XX, el líder espiritual del pueblo que recibió el etnónimo "azerbaiyano" intente cuestionar la historicidad del pueblo armenio, cuyos milenios de vida creativa y patrimonio espiritual y cultural son realidades universalmente reconocidas. No sorprende que las acusaciones dirigidas a la nación armenia de apropiación de valores ajenos sean hechas por un representante de un país cuyo nombre ha sido apropiado de otro país y pueblo.
Estas reprensibles manifestaciones de hostilidad y falsificación, que están constantemente presentes en las declaraciones públicas del líder espiritual de Azerbaiyán, son en sí mismas una prueba de la realidad de que el propio Azerbaiyán es, en palabras de Pashazade, una amenaza para los países vecinos de la región.
Por último, es necesario afirmar de una vez por todas que las mentiras y las falsedades nunca pueden convertirse en verdad, por mucho que se repitan y con mucho entusiasmo.