Una palabra desde el corazón
En memoria de Ochin Mostichian
Con profundo dolor me enteré de la triste noticia del fallecimiento del camarada compañero Ochin León Mostichian
El difunto era uno de los compatriotas más prominentes de los armenios de América del Sur, pero especialmente de la colectividad armenia de Brasil.
Siendo muy joven, participó en la vida nacional-comunitaria, formando parte de las estructuras dirigenciales del Partido Demócrata Liberal Armenio, ODLA, Ramgavar, y de la Unión General Armenia de Beneficencia.
Fue el último baluarte de aquella generación que dedicó más de medio siglo a la formación de colectividades armenias en la lejana Sudamérica, a la revitalización de la vida nacional-eclesiástica y partidaria, pero sobre todo al fortalecimiento de los lazos Diáspora-Patria.
Fue un hombre armenio que vivió, pensó y sufrió con las cuestiones de las colectividades y las nacionales.
Personalmente tuve la oportunidad de conocer, colaborar e intimar con un distinguido amigo en los años 80, cuando trabajaba como redactor en el semanario "Sardarabad" de Buenos Aires.
Llegando de São Paulo, participaba a menudo en las reuniones de nuestro círculo en Sudamérica. La presencia de dos líderes honorables, Nahabet Nahabetian y Ochin Mostichian, en esas reuniones y en la vida de la colectividadl en general, forman páginas inolvidables en mi memoria, enriqueciendo también mi alma.
Desde aquellos años, nuestra amistad continuó y se fortaleció aún más durante sus frecuentes visitas a la patria, donde participó en las conferencias del Fondo Armenia, de Armenia-Diáspora y en las reuniones del partido. Durante más de una década, dedicó su tiempo, energía y capacidades al éxito de los programas del Fondo Armenia.
A Ochin Mostichian lo reconozco como un patriota, una persona comprometida y de espíritu noble, con fuertes principios ideológicos, ideas siempre progresistas, un insuperable sentido del humor y, sobre todo, un orador directo y agradable. Aún recuerdo sus sentimientos optimistas durante nuestra última conversación telefónica, en la que también me confirmó que volvería a visitar Armenia el año que viene, tras varios años de ausencia.
Con motivo de esta profunda pérdida, expreso mi más sentido pésame a su viuda, la querida Sra. Suzie y a sus hijos, Aline y Andre-Leon, nietos, familiares y amigos.
El brillante recuerdo del compañero-camarada Ochin permanecerá siempre en nuestros corazones y almas.
¡Que la tierra te sea leve! Querido Ochin…