En un año marcado por la indiferencia internacional y el silencio cómplice de las grandes potencias, Sardarabad otorga su reconocimiento como
"Hombre del Año 2025" a los 23 prisioneros armenios
que permanecen cautivos en las cárceles de Azerbaiyán, símbolos vivientes de la resistencia armenia frente a la injusticia sistemática.
Entre rejas y bajo condiciones que han sido denunciadas como inhumanas por organismos internacionales, estos hombres representan algo más grande que sus propias vidas: encarnan la lucha de un pueblo por su dignidad, su derecho a existir y su resistencia contra el olvido.
Estos 23 armenios no son criminales.
Son líderes políticos, militares y civiles de Artsaj (Nagorno Karabaj) que fueron detenidos tras la ofensiva militar azerbaiyana de septiembre de 2023, la cual provocó el éxodo forzado de 120.000 armenios de su tierra ancestral en lo que constituye una limpieza étnica documentada por múltiples organismos internacionales.
Entre los detenidos se encuentran figuras de máxima relevancia: los expresidentes de Artsaj, Arkadi Ghukasian, Bako Sahakian y Arayik Harutyunian; el excanciller David Babaian; el exministro de Defensa Levon Mnatsakanian; y de manera especialmente destacada, Ruben Vardanian, empresario, filántropo y exministro de Estado, quien ha emergido como símbolo de esta tragedia.
Vardanian, detenido el 27 de septiembre de 2023 cuando intentaba evacuar hacia Armenia, enfrenta más de 42 cargos fabricados que podrían condenarlo a cadena perpetua. Los expedientes del caso suman 422 volúmenes con más de 105.000 páginas, todos escritos exclusivamente en azerí, sin traducción adecuada ni tiempo razonable para su revisión.
Su "juicio", iniciado el 17 de enero de 2025 en un tribunal militar en flagrante violación del derecho internacional, se desarrolla a puertas cerradas, sin acceso de observadores independientes. Como acto de protesta, Vardanian ha realizado dos huelgas de hambre prolongadas, en abril de 2024 y febrero-marzo de 2025, durante las cuales sufrió torturas, privación de agua y confinamiento en celdas de castigo.
Desde su prisión, Vardanian logró enviar un mensaje que resuena como grito de un pueblo entero: "No somos sólo yo y otras 15 personas las que estamos siendo juzgadas: somos todos los armenios del mundo".
Los testimonios y denuncias de organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el propio Parlamento Europeo documentan un patrón sistemático de violaciones a los derechos humanos:
La expulsión del Comité Internacional de la Cruz Roja de Azerbaiyán en 2024 dejó a estos prisioneros sin ningún tipo de monitoreo humanitario internacional, sumergiéndolos en la más absoluta indefensión.
El Parlamento Europeo ha emitido múltiples resoluciones condenando la detención ilegal de estos prisioneros. El 19 de diciembre de 2024, con 434 votos a favor, exigió su liberación inmediata. El 13 de marzo de 2025, una nueva resolución denunció los "juicios falsos" y las "violaciones sistemáticas" de sus derechos fundamentales.
Sin embargo, estas declaraciones han resultado insuficientes. Las sanciones prometidas nunca llegaron. Los intereses geopolíticos y energéticos con Azerbaiyán han prevalecido sobre los derechos humanos. Como advirtió la eurodiputada Marina Mesure, existe una "política de represión contra los vecinos armenios" que la comunidad internacional se niega a confrontar con medidas concretas.
Mientras el primer ministro armenio Nikol Pashinian declaraba en su mensaje de año nuevo que 2024 fue el año "más pacífico y tranquilo" para Armenia, omitiendo deliberadamente mencionar a los desplazados de Artsaj y a los prisioneros en Bakú, la diáspora armenia y las organizaciones de derechos humanos mantienen viva la memoria y la lucha.
Luis Moreno Ocampo, primer fiscal de la Corte Penal Internacional, ha sido incansable en denunciar las irregularidades del caso Vardanian, incluso desenmascarando conflictos de intereses en el Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias, donde la presidenta del grupo mantenía vínculos comerciales con el régimen azerbaiyano.
Estos 23 hombres merecen ser reconocidos como "Hombres del Año" no por haber alcanzado poder o riqueza, sino por su sacrificio extremo en defensa de valores universales:
Por su dignidad inquebrantable frente a la humillación sistemática.
Por su resistencia pacífica contra la tiranía que intenta quebrar su voluntad.
Por representar a los 120.000 armenios desplazados de Artsaj que perdieron sus hogares.
Por mantener viva la memoria de un territorio armenio milenario ahora despoblado de armenios por primera vez en la historia.
Por demostrar que la justicia puede ser retrasada pero nunca derrotada.
Por recordarnos que el silencio ante la injusticia es complicidad.
Al reconocer a estos hombres como "Hombres del Año 2025", Sardarabad hace un llamado urgente a la comunidad internacional, a los gobiernos democráticos, a las organizaciones de derechos humanos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad:
No permitan que el olvido sea el último verdugo de estos prisioneros. Sus nombres deben ser pronunciados, sus historias contadas, sus derechos defendidos. El derecho al retorno de los armenios a Artsaj y la liberación de estos prisioneros no son favores que otorgar, sino derechos humanos fundamentales que exigir.
La historia juzgará no solo a los perpetradores de esta injusticia, sino también a quienes, pudiendo alzar la voz y actuar, optaron por el silencio conveniente.
Diario Sardarabad