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Sábado 27 de Diciembre - Buenos Aires - Argentina
PREMIO MEJOR MEDIO DE PRENSA PUBLICADO EN LENGUA EXTRANJERA - MINISTERIO DE LA DIASPORA DE ARMENIA 2015
Opinion - Marieta Khachatrian
Año Nuevo con el mismo viejo circo político y una audiencia engañada
27 de Diciembre de 2025

0Nuestra vida política me parece algo artificial, hay algo fabricado en todo lo que está ocurriendo. Incluso una persona común alejada de la política, cuando sigue los procesos, siente subconscientemente que algo fluye por debajo como un río subterráneo, inaccesible e invisible para ella, que lentamente le va quitando el suelo bajo los pies. No sé cuántas personas al leer estas líneas podrán afirmar lo contrario. Y en este sentido, me sorprenden quienes hacen análisis políticos con rostro serio sobre con qué reserva de votos o simpatías entra tal o cual fuerza al año electoral, qué porcentaje obtendrá, etc. Es que ninguna regla política o politológica funciona ahora en nuestra vida interna, y realmente causan asombro quienes asumen el papel de Nostradamus político al analizar nuestra vida política artificial. La artificialidad, la falsedad, la anormalidad, así como han sido nuestras compañeras durante décadas, siguen siendo protagonistas ahora.

Solo hay que haber visto el pasado con los propios ojos y analizar sobriamente el presente, y en este caso las conclusiones confiables pertenecen a quienes no han perdido la memoria, no a aquellos a quienes alimentan con información filtrada y motivada, cuyas percepciones son consecuencia de la basura propagandística.

Simplemente pongamos los hechos uno al lado del otro. Así como en décadas recientes hemos visto la creación artificial de fuerzas políticas con objetivos predeterminados, como "Djarangutiún" (Herencia), "Bargavach Hayastán" (Armenia Próspera) y otros pequeños partidos títeres; en tiempos más recientes el Contrato Civil y sus satélites; de la misma manera ahora "A Nuestra Manera" y estas "Alas" son estructuras que alguien está fabricando y reuniendo como la fase política del momento dado. Todo es diseñado para sus propios propósitos y a su manera, incitando hábil y astutamente a diferentes segmentos del pueblo y anexándolos a estas estructuras. Convirtiendo así la política armenia en algo falso, artificial y de imitación, diseñada en algunas oficinas para luego ser impuesta sobre la cabeza del público.

Una cosa era en el pasado, cuando los gobernantes del día o, independientemente de nuestra voluntad, las situaciones internacionales permitían sobrellevar relativamente sin peligro esta gestión doméstica destructiva (por no decir demolición) y poner nuestro Estado con todas sus posesiones al servicio de quienes proyectan estos esquemas políticos. Otra cosa muy distinta es ahora, cuando el mundo cambia cada día de tal manera que no sabemos si con estas estructuras políticas de imitación podremos resistir los proyectos y peligros que devoran regiones, como no pudimos hacerlo durante las dolorosas pérdidas de la guerra de 2020.

Nuestra así llamada vida política descrita arriba, esté adornada con adjetivos nacionales, patrióticos o revolucionarios o no, como veneno de acción lenta ha afectado imperceptiblemente de tal manera la psicología de nuestro público, ha decepcionado tanto a sus diferentes estratos de todo, los ha cansado tanto, que amplios círculos de armenios no creen en sí mismos, no sienten responsabilidad por lo que sucede en Armenia, no esperan que ellos puedan cambiar el curso, iniciar algo, imponer su voluntad...

Continúan debilitando su resistencia con dosis diarias; a los métodos tradicionales se han añadido nuevas armas: las redes sociales, que también hacen su trabajo sucio. Incluso el aire está saturado de algoritmos invisibles que tienen un objetivo: convertir al ciudadano en involuntario, sumiso, fácilmente gobernable, que no distinga lo verdadero de lo falso, no se identifique con su identidad y no resista.

El gran objetivo: perpetuarse en el poder tal como lo han hecho durante años, seguir siendo dueños de los bienes del poder en el futuro, compartiendo con los que hasta ahora han estado en la arena política y decidiendo con ellos el futuro de todos nosotros.

Hay propaganda en todo: de este lado, del otro lado, del tercero; nosotros no vivimos, sino que de alguna manera digerimos el torrente de propaganda cada día, convertidos completamente en material propagandístico. Se nos ha quitado la capacidad de sentir independientemente el sabor de la vida; cada uno que tiene recursos nos obliga a tomar ese sabor con las sensaciones y percepciones del dueño de los recursos.

Nos alejamos cada vez más de la Unión Soviética, de su estilo de vida impuesto, opresivo, propagandístico y falso, pero en realidad qué poco nos hemos alejado, porque estamos bajo el ataque de otras propagandas diarias similares, iguales a ella; porque no pudimos cambiar el sistema enquistado; porque seguimos corriendo a la vieja manera del Komsomol soviético y de pandilla hacia las estructuras que se nos imponen, esperando arrancar algo para nosotros mismos. Porque no maduramos lo suficiente para iniciar nosotros mismos el cambio de nuestra vida y no esperarlo de otros. Porque no nos educamos lo suficiente como para distinguir las trampas externas e internas.

Y miramos en silencio nuestra vida interna de imitación, nos conformamos con ella. Miramos cómo durante siete años el poder dicta agendas a todos, incluida la oposición del día; miramos cómo los que se llaman a sí mismos oposición toman suavemente esas agendas sin proponer ninguna agenda propia, cómo los fracasados regresan sin fin.

Miramos cómo las instituciones del país se acomodan sin rostro y sin voluntad en una gestión monocéntrica, casi autoritaria, sin realizar las atribuciones que legalmente les están reservadas. Cubriré la desnudez de las palabras con un ejemplo. Tenemos la Asamblea Nacional, que legalmente debe contrapesar al ejecutivo, incluso debería ser superior a él porque es la institución de mayor estatus. ¿Tenemos tal Asamblea Nacional? Por supuesto que no. ¿Tuvimos un presidente de la Asamblea Nacional que correspondiera a su alto estatus y se convirtiera en un factor independiente de intereses grupales, que sintiera que es el número uno políticamente responsable del país, que no subordinara su cargo a las ambiciones del líder del partido (aquí asoma la oreja del Partido Comunista soviético)? Por supuesto que no. ¿Tenemos un presidente del país que realmente realice su función como cabeza del país? Por supuesto que no. Esos funcionarios, el presidente del país y el presidente de la Asamblea Nacional, trabajan subordinados al líder del ejecutivo o, más precisamente, al líder del partido gobernante; no se atreven a ejercer plenamente las atribuciones y responsabilidades de sus altos cargos, que por ley deberían representar al Estado de manera independiente y servir como contrapeso al poder ejecutivo cuando sea necesario.

Bueno, en los primeros años después de llegar al poder hace siete años quizás todavía se podía entender: estaban obligados a la fuerza política que los trajo y a su líder, pero representar al Estado y sentirse responsable por él es algo que viene con la experiencia. Entonces, ¿por qué en nuestro caso eso nunca sucedió? ¿Por qué no funcionó el mecanismo de control y equilibrio?

Y con esta vida de imitación, en la cual se pueden acomodar tranquilamente las transformaciones de nuestra vida espiritual, lo que sucede alrededor del clero y la iglesia con culpabilidad bilateral, entramos en un año electoral, sí.

¿Qué analizar? Todo está claro desde el principio: el poder que dicta la agenda está fabricando una oposición a su medida para formar un nuevo parlamento con la oposición que le convenga, ya que nunca surgieron fuerzas políticas genuinas e independientes de las agendas externas e internas; personas que aborden los problemas reales del país y estén preparadas para asumir la responsabilidad, que no sean partícipes de diversos juegos de poder o portadores de influencias foráneas, nunca se presentaron. Todo es viejo, como siempre ha sido en la vida armenia: personas designadas, teatro político y circo, y una audiencia engañada.

No sabemos qué cambiará en el nuevo año...

Feliz Año Nuevo, que Dios proteja a Armenia.

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