El 18 de diciembre, mientras el fiscal estatal en el tribunal de Bakú exigía cadena perpetua para Ruben Vardanian, el embajador de Bakú en Berlín, Aghaev, no informó sobre ello en X. Ese mismo día, republicó información de una de las televisoras nacionales, AnewZ, con el siguiente contenido: "Azerbaiyán ha suministrado combustible a Armenia por ferrocarril por primera vez, marcando el proceso de paz con un paso claro y abriendo la puerta a una estrecha cooperación económica".

"Azertag" informó ese mismo día, con pocas horas de diferencia, primero la noticia sobre la cadena perpetua de Ruben Vardanian, y luego, bajo la máscara de defensor de la paz, lo siguiente:

"La compañía petrolera estatal de la República de Azerbaiyán, SOCAR, está enviando por primera vez productos derivados del petróleo de producción local a Armenia. Un tren de carga de los ferrocarriles de Azerbaiyán está transportando desde la terminal de Bakú hasta la estación de Boyuk Kasik un total de 1,220 toneladas de gasolina AI-95, cargada en 22 vagones ferroviarios. Posteriormente, la carga será enviada a Armenia a través del territorio de Georgia".

El embajador de Azerbaiyán en Berlín, Aghaev, quien la semana pasada elogiaba ante la audiencia berlinesa el impulso pacificador de Azerbaiyán, jactándose ante los alemanes de que la reconciliación franco-alemana requirió 18 años, mientras que la reconciliación armenio-azerbaiyana se está logrando en 5 años, sabe muy bien que sin el juicio de Núremberg no habría podido firmarse la paz. Los alemanes también lo saben, el mundo entero lo sabe, y nosotros también. Por mucho que algunos intenten hacernos olvidar la historia en nombre de la democracia, manipulando la noble idea cristiana del perdón y la reconciliación. Cuando comenzó la guerra Rusia-Ucrania, los políticos alemanes enfatizaban en sus encuentros con el público: "Pasaremos frío en invierno, pero no calentaremos nuestros apartamentos con gas ruso, renunciaremos incluso a los baños con agua caliente, no toleraremos transacciones comerciales con el agresor, no venderemos nuestra dignidad".

En 2023, Azerbaiyán suministró combustible a Stepanakert para que los armenios abandonaran su tierra natal. Los medios internacionales también informaron sobre la gran tragedia, el incendio provocado y las víctimas, sin descartar tampoco las sospechas sobre la conspiración de Bakú.

No podemos permitir que el incendio de SOCAR llegue a nuestra casa. Las armas no disparan, pero la guerra continúa cuando el presidente de Azerbaiyán asegura a su pueblo regresará en automóvil a su "Azerbaiyán Occidental".

Para quienes esperamos la fiesta de la Sagrada Navidad, el primer indicador de establecer la paz es la noticia de liberar a los rehenes armenios, a los prisioneros, y devolverlos a Armenia.

Esa es la Buena Nueva que esperamos.

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Anahit Hovsepian es periodista y analista política armenia residente en Alemania. Escribie sobre la situación en el Cáucaso, las relaciones Armenia-Azerbaiyán y los desafíos de la diáspora armenia. También trabaja como traductora para Abril Books, editorial especializada en patrimonio armenio.