Armenia atraviesa una nueva y alarmante etapa de persecución política y religiosa, reflejada en la detención de dos nuevos clérigos, el traslado forzoso de un grupo de sacerdotes, la preparación de un proceso penal contra el Katolikós de Todos los Armenios y el arresto de un abogado defensor.
Según el ex defensor de los derechos humanos y actual dirigente político Artak Beglarian, este escenario evidencia que las autoridades actuales “no tienen líneas rojas morales ni legales; esas líneas las traza el pueblo con su capacidad de resistencia”. Beglarian recordó que el propio primer ministro Nikol Pashinian reconoció implícitamente esa realidad al justificar sus fracasos y abusos con el argumento de que “el pueblo no realizó una revolución verdadera”.
“Estoy convencido de que los vientos salvajes y oscuros pasarán, y que la Santa Iglesia Apostólica Armenia permanecerá firme, como refugio de nuestra fe y de nuestra identidad nacional”, expresó.
El dirigente concluyó su mensaje con un llamado a la firmeza:
“Permanezcamos firmes en las trincheras de la resistencia, por nuestra fe y por nuestra identidad.”