Pashinyan responde con dureza a críticas de exfuncionario estadounidense y desata debate sobre política exterior de Armenia
Hace pocos días, una polémica declaración de James O’Brien, exsubsecretario de Estado de Estados Unidos durante la administración de Joe Biden, desató una fuerte reacción en Armenia y puso en evidencia las tensiones crecientes en torno a la política exterior del gobierno de Nikol Pashinian.
En un artículo reciente, O’Brien, hoy experto independiente en asuntos del Cáucaso, criticó los acuerdos alcanzados recientemente entre Armenia y Azerbaiyán bajo mediación estadounidense, calificándolos como una victoria estratégica para Bakú. “La administración Trump no ofreció a Armenia algún dividendo sustancial de paz: ni frontera abierta con Turquía, ni inversiones adicionales a su favor… solo un corredor que conecta distintas partes de Azerbaiyán”, escribió O’Brien, en alusión al corredor de Zangezur.
Además, pronosticó que “la campaña electoral en Armenia estará dominada por la perspectiva de un cambio constitucional forzado”, lo que, según afirmó, “será profundamente impopular y afectará aún más a Pashinian”.
El primer ministro armenio no tardó en responder. Durante una rueda de prensa, Pashinian cuestionó directamente la autoridad moral de O’Brien para emitir juicios sobre la política de su país. “Desde este punto de vista, sus comentarios son muy extraños, pero, por otro lado, nada extraños”, afirmó, antes de recordar que O’Brien fue destituido durante la presidencia de Donald Trump.
“Si el señor O’Brien habla de las vulnerabilidades de Armenia, debo señalar que, desafortunadamente, nuestro país fue más vulnerable precisamente durante su gestión y la de su administración”, dijo Pashinian, haciendo referencia a los conflictos de 2021, 2022 y 2023, especialmente la crisis en Nagorno-Karabaj de septiembre de 2023, que derivó en el éxodo de más del 100.000 armenios.
El mandatario armenio añadió: “Nunca estuvimos satisfechos con la labor que la entonces administración estadounidense realizó en nuestra región para apoyar el proceso de paz. El señor O’Brien perdió su empleo como consecuencia de esto, y no voy a comentar sus evaluaciones emocionales. Si ha perdido su trabajo, debería hacer autorreflexión, no culpar a Armenia”.
Pashinian concluyó con un mensaje contundente: “Hoy, Armenia se encuentra en el estado menos vulnerable de toda su historia independiente moderna. Nunca habíamos sido menos vulnerables desde 1991. Y quizás fue precisamente la falta de habilidad para percibir los matices geopolíticos, regionales y políticos lo que impidió al señor O’Brien continuar en el Departamento de Estado”.
La dureza del tono utilizado por Pashinian resulta especialmente llamativa si se considera que su gobierno ha sido, durante años, uno de los aliados más cercanos de la administración Biden en el Cáucaso. Estados Unidos ha brindado a Armenia asistencia financiera significativa, apoyo diplomático en foros internacionales y respaldo político explícito, especialmente tras el retiro de tropas rusas de la región.
Sin embargo, con la salida de los demócratas del poder en la Casa Blanca tras las elecciones de 2024, algunos analistas interpretan las declaraciones de Pashinian como un intento de redefinir su imagen en Washington. “Pashinian y su equipo han sido percibidos históricamente como alineados con los demócratas”, explica Ana Harutyunian, politóloga de la Universidad Estatal de Yereván. “Ahora, al criticar a un exfuncionario de Biden, podría estar tratando de enviar un mensaje a los republicanos: que Armenia no es un actor partidista, sino un socio estratégico”.
El escenario no es descabellado. Durante la reciente firma de los acuerdos en Washington, el presidente Donald Trump hizo declaraciones críticas hacia la administración Biden, alabando su propio papel en los esfuerzos de mediación. Un acercamiento de Pashinian a figuras republicanas podría, en teoría, abrir nuevas vías de cooperación con un futuro gobierno conservador.
Pero esta estrategia conlleva riesgos. El Grupo Parlamentario Armenia en el Congreso de EE.UU., uno de los bloques de mayor influencia en temas relacionados con el Cáucaso, está compuesto mayoritariamente por legisladores demócratas. Marginalizar o criticar a figuras de ese partido podría debilitar el apoyo bipartidista que Armenia ha logrado mantener durante décadas.
Más allá de las tácticas políticas, el episodio revela una debilidad estructural en la diplomacia armenia: la dificultad para construir relaciones estables más allá de los ciclos partidistas en Washington. Mientras que países como Georgia o Azerbaiyán han cultivado vínculos tanto con republicanos como con demócratas, Armenia ha dependido en gran medida del respaldo de un solo sector.
“Para garantizar una política exterior sostenible, Armenia debe dejar de depender de la ideología de turno en Washington”, afirma el analista internacional David Tonoian. “Necesita una estrategia clara, no reacciones emocionales”.
A medida que se acercan nuevas elecciones en Armenia y cambia el panorama geopolítico global, la capacidad del gobierno de Pashinian para navegar entre las corrientes de la política estadounidense podría definir no solo su futuro político, sino también la estabilidad de la región.