Ereván – El exembajador de Armenia ante el Vaticano, Mikael Minasian, publicó un duro análisis político en el que califica las últimas decisiones del primer ministro Nikol Pashinian como “la victoria de la ideología globalista” a costa de concesiones históricas.
Según Minasian, Armenia ha cambiado de forma inevitable e irreversible, un hecho que las antiguas élites intentaron negar desde el primer día de la revolución, ya que aceptarlo implicaba reconocer la pérdida de su rol en la nueva realidad. Ahora —afirma—, es la élite revolucionaria surgida del propio pueblo la que lucha contra esta transformación.
Tras la “reelección del símbolo de la derrota aplastante” y el mandato para lograr la paz “a cualquier precio”, la élite gobernante creyó que, con un documento llamado “paz”, firmado, podría revertir el curso de la historia y recuperar esa admiración incondicional del 2018.
Minasian acusa a Pashinian de haber firmado, hace apenas tres días, dos documentos cruciales para la armenidad, la Cuestión Armenia y el Estado armenio, cediendo —según declaraciones oficiales— un territorio de importancia estratégica a Estados Unidos sin detalles claros ni negociaciones públicas. También afirma que aceptó todas las demandas de Azerbaiyán: disolver el Grupo de Minsk de la OSCE y otorgar un paso sin obstáculos hacia Najicheván. Todo, señala, para garantizar en el papel la palabra “paz” y justificar así su permanencia y la veracidad de quienes lo reeligieron en 2021.
Para Minasian, el resultado es “la victoria de la ideología globalista de ‘entregar Karabaj, olvidar el Genocidio y vivir felices y tranquilos’”, pero sin el reconocimiento popular que buscaba. “Quedó solo con las nauseabundas palabras de elogio de sus correligionarios del Partido del Contrato Civil”, ironizó.
En un contexto de un Irán debilitado, Rusia replegándose, un Azerbaiyán dominante y una Turquía que consolida su hegemonía, Pashinian —símbolo de la derrota— habría “cedido todo” y obtenido “el máximo” posible. Minasian se pregunta si con tantas concesiones se podría, al menos, haber logrado la liberación de prisioneros de guerra y la desocupación de territorios armenios capturados, y responde que sí. Pero, en las circunstancias actuales y “con Nikol”, probablemente no.
Uno de los aspectos más significativos de este acuerdo, según el exembajador, es la indiferencia de la sociedad armenia. “Al hombre a quien se le dio el mandato de traer la paz al precio de la traición nacional y la negación de la historia lo dejaron sin aplausos”, señaló, criticando que la atención pública se concentrara en temas frívolos, como la boda de Sofi Devoian (hija) y las interacciones en redes sociales sobre ese evento.
“Basta mirar los números para entender hacia dónde se dirige el país. Este es el mayor boomerang de la revolución”, concluyó.