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Opinion - Sergio Nahabetian, director diario Sardarabad
Conectividad o coerción: Que implica el ‘corredor’ para Armenia
03 de Agosto de 2025

El llamado “Corredor de Syunik” o “Corredor de Zanguezur” no es una simple iniciativa de transporte. Se trata, en realidad, de una exigencia geopolítica que pretende establecer una vía extraterritorial entre Azerbaiyán y su enclave de Najicheván, atravesando territorio soberano de la República de Armenia. Esta propuesta, presentada bajo el discurso de la conectividad y el desarrollo regional, representa una amenaza directa a la integridad territorial de Armenia.

Aceptar un corredor bajo control extranjero no solo implicaría una cesión inaceptable de soberanía, sino que fracturaría geográficamente al país y lo sometería a una presión geoestratégica constante.

Syunik, una región con profundas raíces históricas y una importancia estratégica crucial, constituye también una línea de defensa natural que conecta el centro del país con sus vínculos hacia Irán. Su pérdida o neutralización alteraría gravemente el equilibrio regional.

Desde el punto de vista del derecho internacional, esta cuestión debe abordarse con pleno respeto a la soberanía y a las fronteras reconocidas de los Estados, principios fundamentales del orden internacional.

Cualquier proyecto de conectividad regional, incluida la apertura de rutas comerciales o de tránsito, debe ser resultado de negociaciones soberanas, sin coerciones ni imposiciones unilaterales. Armenia ha expresado reiteradamente su disposición al diálogo constructivo sobre iniciativas que promuevan la cooperación regional, siempre que se desarrollen dentro del marco del respeto mutuo y del derecho internacional.

El desarrollo de infraestructuras puede ser legítimo y beneficioso para todas las partes, pero solo si se lleva adelante dentro de un contexto que respete la integridad territorial y la voluntad de los Estados involucrados. Un corredor impuesto o controlado por una potencia extranjera no representa integración, sino coerción. Por ello, la defensa de Syunik no es solo una cuestión de seguridad nacional para Armenia, sino también una causa que debe ser atendida por toda la comunidad internacional comprometida con un orden basado en normas, respeto y legalidad.

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