Desde la prisión, Samuel Karapetian escribió el siguiente mensaje:
En la República de Armenia, los valores unificadores sufrieron un duro golpe: los que lucharon heroicamente se convirtieron en desertores, los soldados heroicos en discapacitados aislados, las madres heroicas en huérfanos que protestaban, los habitantes de Artsaj que habían luchado durante años se convirtieron en refugiados sin hogar, y los jóvenes y estudiantes se convirtieron en vagabundos desorientados cuya visión del futuro era abandonar la Patria.
Están convirtiendo a las empresas y al sector privado en un objeto de "rastreo", y al empresario en un enemigo. Con ello, este gobierno ha logrado destruir casi por completo el clima de inversión interno del país. Todo esto ha llevado a la creación de empresas que prácticamente no generan valor añadido en los últimos siete años, y nos hemos convertido en un país poco atractivo y prometedor para los inversores extranjeros.
Las autoridades actuales intentaron aislar a periodistas que cumplían honorablemente su misión, intentaron anular discursos o críticas bien fundadas, llenando en cambio las plataformas de expresión pública de basura. Lograron crear un clima de miedo mediante insultos, e incluso por primera vez, un armenio se vio impotente para proteger la dignidad de su esposa e hija.
Con seguridad convertiremos a Armenia en un país de prosperidad, dejaremos la palabra pobreza en el pasado y la esfera pública quedará limpia de basura profana.
Lucharemos...