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PREMIO MEJOR MEDIO DE PRENSA PUBLICADO EN LENGUA EXTRANJERA - MINISTERIO DE LA DIASPORA DE ARMENIA 2015
Opinion - Vartan Oskanian, ex ministro de Asuntos Exteriores de Armenia
Esta es una batalla por el alma de Armenia
01 de Junio de 2025

Ante una profunda crisis nacional, tras la pérdida de Artsaj, el desplazamiento de más de 120.000 compatriotas y la amenaza de nuevas concesiones territoriales, se habría esperado que los dirigentes de Armenia demostraran humildad, claridad moral y promovieran la unidad nacional.

En lugar de ello, Nikol Pashinian ha iniciado una campaña retórica sin precedentes y condenatoria contra la Iglesia Apostólica Armenia y su clero. Las últimas declaraciones blasfemas no sólo son inapropiadas para el líder del Estado sino también peligroso y destructivo para los cimientos de nuestro Estado.

¿Cuál es el “pecado” de la Iglesia a ojos de Pashinián?. Que se atrevió a hablar, a alzar su voz moral en un momento en el que muchas instituciones estaban silenciadas o subyugadas. Que se niega a inclinarse ante un gobierno que es responsable del desastre militar, la desmoralización pública y la erosión de la soberanía de Armenia. Que continúa encarnando y transmitiendo una identidad nacional centenaria, que ni la revolución ni la opresión pueden eliminar.

Paradójicamente, la Iglesia no ha declarado la guerra al Estado. Es el Estado el que ha declarado la guerra a la Iglesia. Es muy revelador que estos ataques coincidieran con la Conferencia Internacional del Consejo Mundial de Iglesias celebrada en Berna con la participación del Katolikós de Todos los Armenios y el de Cilicia, cuyo objetivo era proteger el patrimonio espiritual y cultural armenio de Nagorno-Karabaj. Mientras tanto, durante el mismo período, el líder espiritual supremo de Azerbaiyán hizo declaraciones abiertamente antiarmenias. Esto no es una coincidencia. Mientras la Iglesia defiende la identidad armenia en plataformas internacionales, Pashinian la ataca a nivel nacional.

Algunos interpretan estos ataques como un intento de congraciarse con Azerbaiyán a cambio de su aprobación del llamado documento de "paz" de Pashinian. Otros los ven como una distracción a los problemas internos: decadencia económica, regresión democrática o desilusión cívica. Ambos, y todas las explicaciones entre ellos, tienen su cuota de verdad.

Pero hay un motivo más profundo: el miedo de Pashinian. Temor a la realidad de que la Iglesia Apostólica Armenia, con su autoridad inquebrantable, amplio apoyo público y claridad moral, esté surgiendo como una alternativa digna a su gobierno, como una fuerza que defiende los derechos de los armenios en Armenia y la diáspora. La Iglesia lleva el peso moral de la historia, la confianza del pueblo y una identidad que está por encima de la política del pasado y de los fracasos catastróficos del presente. Pashinian ve esto y eso es lo que le asusta.

Esta no es la primera vez en nuestra historia que la Iglesia se levanta como guardiana del pueblo frente al colapso político y la amenaza existencial. Durante siglos, durante las ocupaciones extranjeras y los tiempos soviéticos, la Iglesia Armenia ha preservado nuestra alma colectiva y ha hablado en nuestro nombre cuando nadie más podía hacerlo. Y hoy está haciendo ese trabajo nuevamente, no como una fuerza política, sino como la conciencia de la nación.

Los vergonzosos ataques de Pashinian contra la Iglesia no son sólo palabras. Son un intento de humillar y deslegitimar la única institución que permanece independiente de su control. Sin embargo, cuanto más intensos son los ataques, más visible se hace su inseguridad y más se da cuenta la gente de quién está realmente a su lado.

No se trata únicamente de un enfrentamiento entre los partidarios de Pashinian y el clero. Esta es una batalla por el alma de Armenia. Y cuando el gobierno decide menospreciar a la Iglesia en lugar de proteger a su pueblo, pierde tanto autoridad moral como legitimidad nacional.

Vartan Oskanian, ex ministro de Asuntos Exteriores de Armenia

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