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Viernes 09 de Mayo - Buenos Aires - Argentina
PREMIO MEJOR MEDIO DE PRENSA PUBLICADO EN LENGUA EXTRANJERA - MINISTERIO DE LA DIASPORA DE ARMENIA 2015
Opinion - Hagop Avedikian, Ereván
La grieta se está profundizando
02 de Mayo de 2025

Resumiendo los acontecimientos registrados en Armenia y la diáspora la semana pasada, se puede decir que el 110º aniversario del Genocidio Armenio pasó en una atmósfera de profundas contradicciones y deficiencias entre las posiciones de la población y las estatales, demostrando una vez más la brecha, la ruptura y la división entre el pueblo y los órganos del Estado de la República de Armenia.

En el terreno popular, nuestro mensaje al mundo fue más que claro: nadie ha olvidado nada, recordamos y exigimos, rechazamos a todos los que rechazan, desautorizan y niegan, de fuera o de dentro. Y a nivel estatal-oficial, la conmemoración fue de carácter formal, carente de cualquier contenido o mensaje. Aún más vergonzosa fue la recién descubierta teoría del Primer Ministro sobre el "mecanismo de genocidio", cuya ejecución, según él, se atribuye al pueblo armenio. Digamos que esta teoría de atribuir la responsabilidad a la víctima no nos resulta desconocida. Desde los tiempos del Sultanato, luego de Ataturk y ahora de Erdogan, Turquía (que, por cierto, exige que su país se llame "Türkiye" con dos puntos sobre la letra latina "u") siempre han acusado a los armenios de provocar el Genocidio (en sus propias palabras, "la tragedia") y las masacres que lo precedieron por instigación de fuerzas externas, y de obligar a los pobres turcos a la autodefensa. Este es el "mecanismo" inventado por las autoridades turcas, copia de la teoría de N. Pashinian, adoptada por igual por sus seguidores, miembros del partido y embajadores en misión especial, a quienes nuestros compatriotas de diversas comunidades opusieron una digna resistencia.

No tengo intención ni es necesario refutar aquí la esencia de esa teoría. En lugar de eso, sugiero a todos esos hipócritas que, de entre los cientos de obras de autores armenios, extranjeros y, especialmente turcos, lean la colección turca “Tehcir ve Taktil” (“Migración forzosa y masacre”) de Vahagn Dadrian y Taner Akcam, o el volumen “El genocidio armenio según los documentos del juicio de los jóvenes turcos”, traducido del otomano por Avetis Papazian, cuya tercera edición fue publicada en Ereván en 2015 por el Partido Ramgavar Azadagan (Demócrata Liberal), con el amable patrocinio de Barsegh Beglarian.

No hay necesidad de ir ni a la izquierda ni a la derecha. Entre 1919 y 1920, el tribunal turco, en sesiones paralelas de tribunales militares celebradas en seis provincias, examinó, juzgó y condenó a muerte y a largas penas de prisión a 83 altos funcionarios, entre ellos Cemal, Nazim, Enver y Talat. Ese Talat, cuyo cadáver en 1943, aprovechando nuevamente las relaciones aliadas con la Alemania nazi, el gobierno turco trajo desde Berlín y volvió a enterrar en Ankara con grandes honores.

Surge una pregunta, y esa pregunta debería haber surgido primero en las mentes de los miembros del gobierno de Nikol. ¿Por qué los dirigentes posteriores de Turquía, como Erdogan, no revocan la decisión de otro tribunal turco, ignoran los veredictos del tribunal militar turco de 1919-20 y absuelven póstumamente a los autores del genocidio? En consecuencia, la decisión del tribunal turco está en vigor, de conformidad con la ley lemkiniana, de no reconocer un plazo de prescripción en tales materias.

Estoy seguro de que los líderes de nuestro país no se plantean estas preguntas, porque, como dicen, “no están en su agenda”… Sin embargo, condenan, por ejemplo, el acto de quemar banderas turcas y azerbaiyanas durante la procesión de antorchas la noche del 23 de abril. A pesar de saber muy bien que quemar una bandera, un cartel, una foto o una marioneta como expresión subcultural de protesta pública es aceptado en todos los países, durante todas las marchas de manifestación.

En resumen, estos y muchos otros hechos demuestran que la brecha, la ruptura entre el pueblo y el gobierno, se va profundizando cada vez más.

Esta es la cuestión que debería estar en nuestra agenda.

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