Los recientes acontecimientos políticos en Turquía, en particular el arresto del líder de la oposición, no han generado la atención política internacional esperada. Si bien se debatió el arresto y se emitieron algunas declaraciones, la respuesta de la clase política occidental ha sido mayoritariamente discreta. Esto es especialmente notable dado que el vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, había acusado previamente a Europa de cancelar elecciones y desviarse de sus valores declarados. Obviamente, la administración Trump prioriza la estabilidad en Turquía por encima de la democracia, los derechos humanos o unas elecciones justas, como lo demuestra su respuesta al arresto del líder de la oposición turca.
Desde la perspectiva estadounidense, el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, es visto como el único garante de esta estabilidad, lo que explica la deferencia del presidente Donald Trump, la evasiva del secretario de Estado, Marco Rubio, y otras posturas oficiales similares. La geopolítica dicta que los intereses estratégicos, y no los asuntos internos de otras naciones, guían en última instancia las acciones de los Estados.
A pesar de que el presidente Joe Biden enfatizó los derechos humanos en su política exterior, Estados Unidos mantuvo una alianza estratégica clave con Arabia Saudita, donde los derechos humanos son manifiestamente deficientes. Esto pone de manifiesto cómo los intereses estratégicos a menudo prevalecen sobre los compromisos ideológicos en política exterior.
Turquía está, en efecto, "vendiendo" su influencia sobre Siria, el Cáucaso Sur, Azerbaiyán y Oriente Medio en general. Afirma que su participación garantiza una relativa estabilidad en Siria, impidiendo el flujo de refugiados hacia Europa. Al mismo tiempo, los países celebran que Turquía utilice su influencia en Siria para contener a Irán.
En el caso del Cáucaso Sur, Ankara demuestra además que la Turquía de Erdoğan es la única garantía para prevenir la reanudación del conflicto si Occidente aspira a evitar tal escenario. Erdoğan aspira a que Turquía asegure un papel destacado en la transformación del orden global, aprovechando sus ventajas estratégicas. Esta ambición refleja la rápida evolución política de Turquía, a pesar de sus dificultades económicas, lo que la distingue de la Turquía de hace una década. A pesar de estos desafíos, Erdoğan sigue ganando elecciones y ha liderado de facto el Estado turco durante décadas.
La relevancia de Turquía disminuye con la estabilización del poder global, pero reivindica su indispensabilidad al demostrar que los desafíos globales son difíciles de abordar eficazmente sin su influencia. En otras palabras, Turquía demuestra su importancia configurando y explotando conflictos, utilizándolos posteriormente para expandir su influencia en regiones como Siria, Irak, el Cáucaso Sur (en particular Azerbaiyán), Libia, Malí y otras, a menudo mediante una participación militar activa. Turquía inicia conflictos militares y posteriormente reivindica intereses vitales para justificar su plena participación en negociaciones y resoluciones.
Chipre ejemplifica este patrón: la intervención militar de Turquía dividió la isla, estableciendo una presencia duradera en su territorio y las aguas circundantes. Este enfoque agresivo, también evidente en su postura hacia Grecia, demuestra la continua dependencia de Turquía del conflicto para proyectar influencia geopolítica, a menudo con éxito. Esta táctica no es exclusiva de Turquía ni de Erdoğan. Las grandes potencias, desde el Imperio Romano hasta la Unión Soviética y Estados Unidos, la han utilizado históricamente para promover sus intereses nacionales. La guerra y la intervención militar han demostrado ser a menudo la vía más directa para ejercer influencia, especialmente para los Estados que carecen de la capacidad de ejercer un poder efectivo.
Los críticos suelen acusar a Trump de admirar a los líderes autoritarios, mientras que sus partidarios sostienen que simplemente respeta a los líderes fuertes. Los elogios de Trump a Erdoğan, a quien recientemente elogió como "muy inteligente" y sugirió como mediador entre Israel y Palestina, han suscitado nuevas críticas. Incluso algunos republicanos, entre otros, condenaron los elogios al "líder autócrata Erdoğan", citando actos como el reciente encarcelamiento y marginación del alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, el principal rival político de Erdoğan. En política, la realpolitik, los intereses estatales y los objetivos de política exterior, más que los valores declarados, son los que impulsan principalmente las decisiones. Los acontecimientos políticos internos en otros países solo importan en la medida en que ofrecen oportunidades de influencia o presión.