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Viernes 09 de Mayo - Buenos Aires - Argentina
PREMIO MEJOR MEDIO DE PRENSA PUBLICADO EN LENGUA EXTRANJERA - MINISTERIO DE LA DIASPORA DE ARMENIA 2015
Opinion - Dr. Arshavir Gundjian, C.M.
Un «tratado de paz» por sí solo no garantiza una paz real
20 de Marzo de 2025

Las autoridades armenias anuncian con grandes expectativas que se ha ultimado el texto del tratado de paz con Azerbaiyán.

De hecho, después de la infame guerra de cuarenta y cuatro días de 2020 que terminó en derrota, durante los últimos cuatro años las autoridades armenias han estado persiguiendo implacablemente lo que parece ser su principal objetivo político estratégico: la firma de un llamado tratado de paz con Azerbaiyán, que garantizaría un período de paz y tranquilidad para Armenia.

Durante estos cuatro años, el primer ministro Nikol Pashinian y sus principales aliados del Partido del Contrato Civil, sin perder la esperanza, aprovecharon cada oportunidad para intentar concretar este tratado. Durante todo este período, por el contrario, un Azerbaiyán seguro de sí mismo, embriagado por el éxito de la guerra, ha expresado continuamente exigencias y condiciones cada vez más arrogantes y extraordinarias dirigidas a Armenia.

El colmo de esta arrogancia desenfrenada es el hecho de que, hasta el día de hoy, los más altos funcionarios del Estado azerbaiyano han bautizado a toda Armenia como “Azerbaiyán Occidental”.

En estas circunstancias, durante los últimos días, se difundió repentinamente en Armenia y luego en la prensa internacional la noticia de que Armenia y Azerbaiyán habían acordado todos los puntos del texto de un "tratado de paz". Cabe destacar, sin embargo, que mientras las autoridades armenias intentan presentar este acontecimiento como un logro importante, y de igual manera, mientras los países europeos, americanos y vecinos reaccionan a esta noticia con optimismo, por otro lado, no existe información sobre la fecha ni el lugar de la firma del tratado y, significativamente, Azerbaiyán ni siquiera aborda esta cuestión. Es más, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, exige a diario nuevas concesiones a Armenia.

La diáspora, a su vez, comparte el pesimismo del pueblo armenio en general, ante la reiterada práctica de concesiones derrotistas del actual gobierno.

Es en estas condiciones, en respuesta a las preguntas que se nos han dirigido al respecto, también nosotros, como armenios conscientes, basándonos en los datos incompletos de que dispone el público en la actualidad sobre el “tratado de paz”, expresamos con este artículo nuestra preocupación y, por el momento, nuestro pesimismo.

Esta preocupación y pesimismo se basan en un grave error fundamental: hoy, más de cuatro años después de la guerra, persiste una clara falta de preparación militar de alto nivel para la defensa de Armenia. A falta de cualquier otra garantía, esta última sería la más fiable e importante para la verdadera durabilidad de cualquier tratado de este tipo y, en consecuencia, para que tenga su verdadero valor.

De hecho, la historia ha demostrado repetidamente que la garantía más segura de paz para cualquier país en todo momento y en todo lugar es su completa disposición a defenderse militarmente y resistir cualquier ataque de sus fronteras con sus propias fuerzas.

En su ausencia, lamentablemente, un documento en papel y sus firmas solo valen lo mismo que el valor del papel y la tinta utilizados.

 

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