Las autoridades armenias anuncian con grandes expectativas que se ha ultimado el texto del tratado de paz con Azerbaiyán.
De hecho, después de la infame guerra de cuarenta y cuatro días de 2020 que terminó en derrota, durante los últimos cuatro años las autoridades armenias han estado persiguiendo implacablemente lo que parece ser su principal objetivo político estratégico: la firma de un llamado tratado de paz con Azerbaiyán, que garantizaría un período de paz y tranquilidad para Armenia.
Durante estos cuatro años, el primer ministro Nikol Pashinian y sus principales aliados del Partido del Contrato Civil, sin perder la esperanza, aprovecharon cada oportunidad para intentar concretar este tratado. Durante todo este período, por el contrario, un Azerbaiyán seguro de sí mismo, embriagado por el éxito de la guerra, ha expresado continuamente exigencias y condiciones cada vez más arrogantes y extraordinarias dirigidas a Armenia.
El colmo de esta arrogancia desenfrenada es el hecho de que, hasta el día de hoy, los más altos funcionarios del Estado azerbaiyano han bautizado a toda Armenia como “Azerbaiyán Occidental”.
En estas circunstancias, durante los últimos días, se difundió repentinamente en Armenia y luego en la prensa internacional la noticia de que Armenia y Azerbaiyán habían acordado todos los puntos del texto de un "tratado de paz". Cabe destacar, sin embargo, que mientras las autoridades armenias intentan presentar este acontecimiento como un logro importante, y de igual manera, mientras los países europeos, americanos y vecinos reaccionan a esta noticia con optimismo, por otro lado, no existe información sobre la fecha ni el lugar de la firma del tratado y, significativamente, Azerbaiyán ni siquiera aborda esta cuestión. Es más, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, exige a diario nuevas concesiones a Armenia.