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Opinion - Michael Rubin, investigador del American Enterprise Institute
¿Ha dado Trump luz verde a la agresión contra Armenia?
28 de Febrero de 2025

Durante su campaña, el presidente Donald Trump y el vicepresidente Vance, se relacionaron con la comunidad armenia y prometieron corregir los errores infligidos a los armenios durante la administración Biden.

El 23 de octubre de 2024, en un artículo publicado en Truth Social, Trump prometió: “Protegeré a los cristianos perseguidos, trabajaré para detener la violencia y la limpieza étnica, y restableceremos la PAZ entre Armenia y Azerbaiyán”.

Más tarde de ese mismo día, Vance se hizo eco de este compromiso: “Estados Unidos debe luchar contra la persecución de los cristianos en todo el mundo”. El empresario Vivek Ramaswamy, la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard y el secretario de Estado Marco Rubio, también se pusieron del lado de Armenia contra la agresión externa.

La traición que podría avecinarse para los armenios podría superar a la de la administración anterior, que juró que Estados Unidos, no toleraría la limpieza étnica..., y culminó con el embajador estadounidense en Azerbaiyán, Mark Libby, celebrándola simbólicamente al participar en una gira de propaganda, patrocinada por Azerbaiyán por ciudades limpiadas de sus armenios.

El problema es Rusia. Más allá de los Estados bálticos, ningún otro país, aparte de Ucrania, ha virado más hacia Occidente que Armenia. En los años 90, cuando Armenia intentaba por primera vez separarse de la dominación diplomática rusa, un ataque terrorista respaldado por Rusia, decapitó al gobierno y mató al primer ministro reformista Vazgen Sargsian, al presidente de la Asamblea Nacional Karen Demirchian, a dos vicepresidentes, a un ministro y a tres miembros del Parlamento.

En 2018, los armenios volvieron a distanciarse de Rusia cuando las protestas contra el tercer mandato del primer ministro Serge Sargsian, culminaron en una revolución popular. Una de las razones por las que Rusia traicionó a Armenia ante la agresión azerbaiyana contra Nagorno-Karabaj y contra Armenia propiamente dicha, fue la cínica creencia del Kremlin de que los armenios rechazarían el orden posterior a 2018 y se volverían hacia Moscú.

El primer ministro armenio, Nikol Pashinian, está perdiendo apoyo interno, pero los armenios siguen rechazando el statu quo anterior. Los intentos de asesinato y golpe de Estado posteriores al 2018, también fracasaron. Cada vez que Rusia intentó torpemente interferir, la reacción agrandó aún más las relaciones deterioradas entre Rusia y Armenia.

Mientras tanto, Pashinian antagonizó aún más al presidente ruso Vladimir Putin, avergonzándolo en las cumbres e inclinándose aún más hacia Washington.

Ahora que Putin está dispuesto a tomar la iniciativa y tal vez incluso ganar la guerra en Ucrania, el poder ruso está resurgiendo. El problema para Armenia es que Putin, como ex agente de la KGB, tiene una mentalidad antagónica a la democracia y guarda rencor. Si Rusia consolida su control diplomático, si no territorial, sobre Ucrania (el resultado al que conducirían las políticas de Trump y Vance), Armenia, prooccidental y democrática, estará en la mira.

Tal vez la chispa pueda deberse a una falsa bandera (el asesinato de un diplomático o empresario ruso en Ereván, por ejemplo) o tal vez Putin utilice cualquier excusa para dejar clara la lección.

En cualquier caso, los armenios deben esperar que la soga se apriete. Rusia cortará los suministros de combustible, congelando a los armenios y paralizando la industria. Las exportaciones armenias a Georgia, dominada por Rusia, se acabarán después. Entonces, en lo que respecta a Putin, sólo será cuestión de esperar hasta que los armenios huyan de su país o acepten la dominación rusa.

Tal vez Francia ayude a los armenios durante un tiempo, pero Putin calcula que será demasiado poco y demasiado tarde. Si Estados Unidos no está dispuesto a ayudar a Ucrania, un país de importancia estratégica mucho mayor, ¿con qué lógica se arriesgaría a ganarse el antagonismo ruso para ayudar a Armenia?

Lo que le pase a Ucrania no terminará en Ucrania. Trump, Vance, Gabbard y otros dijeron todo lo correcto durante la campaña, pero ahora es el momento de que expliquen si estaban tratando a los estadounidenses de origen armenio como tontos o si tienen alguna estrategia desconocida o indefinida para impedir que Armenia se convierta en la Ucrania 2.0 que Putin imagina.

(Este artículo apareció por primera vez en el Washington Examiner el 26 de febrero de 2025)

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