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Opinion - Suren Sargsian, investigador, analista y experto en política exterior estadounidense.
El reciente estallido de la crisis en Yemen: implicaciones para Armenia
23 de Enero de 2024

La reciente crisis de Oriente Medio en Yemen se ha convertido en el nuevo escenario para el choque de intereses de diferentes actores regionales y globales. Los ataques iniciados por los hutíes se dirigieron a los principales canales de navegación que se encuentran en el Mar Rojo, que es la vía fluvial más importante que conecta Europa con Asia y África oriental. Los barcos comerciales estadounidenses también fueron objetivos directos de los ataques. Por eso Estados Unidos y otros estados importantes se involucraron directamente en la crisis.

Pero ¿quiénes son los hutíes y qué provocó este nuevo estallido del conflicto?

Los hutíes son un grupo de milicias con base en Yemen y alineados con Irán. El nombre del grupo proviene del nombre de su fundador, Hussein Badreddin al-Houthi, que representa a la rama zaidí del Islam chiíta. El grupo surgió en la década de 1990, en parte como reacción a la creciente influencia financiera y religiosa saudí. Sin embargo, el grupo se hizo más visible a partir de 2004, cuando se rebeló contra el gobierno de mayoría sunita de Yemen, lo que provocó su dimisión y provocó una crisis humanitaria. El grupo, que es una organización política y militar islamista chiita respaldada por Irán, pasó años luchando contra una coalición militar liderada por Arabia Saudita, oponiéndose a la influencia religiosa de Arabia Saudita en Yemen. Los hutíes cuentan con unos 20.000 combatientes y su nombre oficial es Ansar Allah (partidarios de Dios). El grupo controla la mayor parte del oeste del país y está a cargo de la costa del Mar Rojo.

Desde la guerra en Palestina, los hutíes declararon que todos sus ataques eran en apoyo a los palestinos y tenían como objetivo detener la guerra de Israel contra Hamás en la Franja de Gaza. El líder hutí Abdul Malik Al-Houthi declaró que sus fuerzas estaban “listas para movilizarse con cientos de miles para unirse al pueblo palestino y enfrentar al enemigo”. Afirmaron que sólo apuntarían a los envíos desde o hacia Israel, lo que provocó un aumento de los costos de transporte y miles de barcos intentaron evitar el Mar Rojo, lo que afectó en gran medida al comercio internacional.

En concreto, esta línea naviera del Mar Rojo es la forma más corta, barata y eficaz de conectar rutas entre Asia y partes de África con Europa a través del Mediterráneo. “El 8% del comercio mundial de cereales, el 12% del petróleo comercializado por vía marítima y el 8% del comercio mundial de gas natural licuado” pasan por esta ruta del Mar Rojo. Es por eso que cualquier tipo de ataque o amenaza de ataque tendrá definitivamente un fuerte impacto en el comercio internacional.

Los ataques activos e intensos, que involucran docenas de drones y misiles por parte de los hutíes, se han llevado a cabo desde el 19 de noviembre y el mayor ataque dirigido directamente a barcos estadounidenses ocurrió el 9 de enero, cuando un misil balístico hutí impactó en un buque de carga operado y de propiedad estadounidense.

Estados Unidos respondió rápidamente. En coalición con el Reino Unido, Australia, Bahréin, Canadá y los Países Bajos, llevó a cabo ataques contra los rebeldes hutíes. El presidente Joe Biden declaró que “no dudará en tomar medidas adicionales para proteger a nuestro pueblo y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario”.

La decisión de la administración Biden de optar por una solución militar a la crisis del Mar Rojo necesitó el apoyo y la participación de socios internacionales. Esta fue la razón por la que Washington, en respuesta a docenas de ataques a la navegación internacional en el Mar Rojo por parte de los rebeldes hutíes, creó una coalición con socios como el Reino Unido, Australia, Bahréin, Canadá y los Países Bajos. Naturalmente, esta campaña militar puede añadir tensión adicional a toda la región, que ya está tensa y caliente, y puede tener una reacción en cadena, especialmente debido a los recientes acontecimientos en Palestina.

Debemos tener en cuenta que, a pesar de la falta de participación directa, la guerra civil yemení todavía se considera una guerra indirecta entre Irán y Arabia Saudita. Por supuesto, hay intereses de actores regionales y globales que chocan en Yemen, pero uno de los principales puntos de tensión entre Irán y Arabia Saudita es el propio Yemen. No hay que olvidar que hace sólo unos meses se inició el proceso de normalización de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita con la mediación china y este proceso empezó a causar seria preocupación en Washington. Además, desde las negociaciones entre sauditas e iraníes hubo posibilidades reales de lograr la paz en Yemen, que ahora parece frágil ya que estos ataques podrían debilitar significativamente la posición de los hutíes en Yemen, lo que podría ser explotado por fuerzas respaldadas por Arabia Saudita y cambiar el estatus quo en el terreno.

Otro problema más, surgió entre Irán y Pakistán el 19 de enero cuando ambos países intercambiaron ataques con misiles entre ambos territorios. Aunque estos enfrentamientos no tienen nada que ver con la guerra en Gaza, no dejan de ser alarmantes ya que se trata de otro conflicto en el que está involucrado Irán.

En cuanto al Cáucaso Meridional, que es la puerta trasera de Irán, hay que tener en cuenta que cualquier acontecimiento que se produzca en torno a Irán y que debilite las posiciones de Teherán en nuestra región tiene un impacto directo en Armenia, ya que en este momento Irán es el garante natural de la integridad territorial de Armenia. Sólo gracias a ese factor Armenia todavía puede preservar Syunik y su integridad territorial de una posible agresión turco-azerbaiyana.

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