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Opinion - Hagop Avedikian
Relaciones Gobierno-Iglesia: en el punto 0
08 de Enero de 2024

Incluso en la frontera entre el año viejo y el nuevo, el primer ministro Nikol Pashinian no pudo controlar su temperamento. 

La ambición de ser el único portavoz de la nación, lo impulsó a romper con la hermosa tradición establecida a lo largo de los años. En último momento, impidió que la principal televisión pública de armenia, transmitiera al líder espiritual de nuestra nación. ¿Por qué lo detuvo, qué ganó, qué perdió, qué perdimos nosotros? Hay muchas explicaciones, así como suposiciones, desde las afirmaciones de que "Aliyev envió instrucciones" hasta la "inaceptabilidad" de la parte del discurso de Su Santidad que se refiere a la pérdida de Artsaj y al sufrimiento de los armenios de Artsaj, es decir, el deber patriarcal de apoyar moralmente a su rebaño, de inspirar esperanza para su regreso.

Si consideramos que Pashinian y el grupo encabezado por él, especialmente después de la caída de Stepanakert, sienten una aversión instintiva hacia Artsaj y todo lo relacionado con ella, sería lógico que esta hipótesis fuera cierta. Sin embargo, creo que si esa parte del mensaje de Su Santidad ni siquiera existiera, o si Su Santidad acordara con los censores de H1 descartar esa parte, habría sucedido lo mismo. se pondría una excusa para impedir que el Pastor se reuniera al aire con su rebaño, con los armenios de todo el mundo.

Sobre la Santa Sede y su Trono, Pashinian tiene una historia antigua, de casi cinco años. Inmediatamente después de asumir el cargo de Primer Ministro, una de las primeras órdenes de Pashinian fue eliminar a Su Santidad de la lista de dignatarios que gozaban de protección ceremonial estatal. Más allá de la gestión puramente formal, esto marcó, como todos recordamos, el comienzo de las feas y desacreditadas manifestaciones contra el Patriarca armenio organizadas por sectas y antiguos eclesiásticos prohibidos, en el patio de San Echmiadzin bajo el lema "Nueva Armenia, nuevo Patriarca". 

Una similar decisión también provocó que la Madre Sede, fuera excluida de la lista protocolaria de visitas oficiales de figuras estatales extranjeras que arriban a Armenia. Fue a raíz de esa decisión, independientemente del estatus de la primera nación en adoptar el cristianismo, que, por ejemplo, en 2021, que la Santa Sede, quedó fuera del programa de la visita de la presidenta del Congreso de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Armenia, que no creo que haya sido agradable para la alta dama que es ferviente creyente. En cambio, los anfitriones la llevaron al Museo Kafesdjian de Ereván para mostrarle la famosa pintura de "Vartanank" de Khandjian, cuya copia original se encuentra en el Veharan...

Para el agravamiento de las relaciones, el régimen intentó varias veces acusar a la Santa Sede de ilegalidades financieras, descartando un hecho absurdo de que S. Etchmiadzin estableció un monopolio sobre la parafina importada del exterior, prohibido por la ley. Por otra parte, también los creyentes saben que en nuestro país la Iglesia es la principal, si no la única, productora y consumidora de velas, y por tanto también la importadora. (Por cierto, más del 15 por ciento de los gastos anuales de la Santa Sede y sus estructuras subordinadas se cubren con la venta de velas).

Estas y otras acciones que nos recuerdan los años 1904-1905, más precisamente, la época del infame virrey Kolitsyn, que intentó confiscar las propiedades de la iglesia armenia, nos obligan a plantearnos una vez más la misma pregunta: ¿por qué sucede todo esto? ¿Cuál es el significado de estos pasos? Especialmente ahora, cuando después de la dura derrota, el abandono de Artsaj y el cuestionamiento de la existencia de un Estado nacional, necesitamos la unidad nacional, la consolidación completa del potencial nacional.

Sería como leerle el Evangelio a un lobo, si repitiéramos lo que tantas veces se ha repetido en estas páginas, que cualquier Estado más o menos inteligente, especialmente en tales condiciones, acariciaría a la Iglesia nacional para hacerse más comprensible para el pueblo. 

Lo que sucedió en la noche del 31 de diciembre fue incomprensible para un armenio que vive en su tierra natal, o para un armenio que vive en la Diáspora que se considera un armenio cristiano. La primera de las reacciones fue de la O.D.L.A. (Ramgavar) con una notable declaración hecha por la Prensa Conjunta Demócrata Liberal, que, además de condenar, exigió disculpas por no haber transmitido el mensaje del Patriarca a todos los Armenios. Esto fue seguido por la declaración de Vache Manukian, una de nuestras figuras filantrópicas y financieras influyentes de la Iglesia, sobre la ruptura de relaciones con la televisión Pública, quiero decir, con el gobierno de Armenia. La respuesta no se pospuso, es más correcto no culpar a la emisora pública por el hecho de que no hay una ley sobre la transmisión del mensaje de año nuevo de su Santidad. Una explicación patética e ignorante. La ausencia de una ley no implica una violación, y la tradición a menudo tiene más poder que la ley. Además, ¿hay alguna ley que permita que el mensaje del Primer Ministro se transmita por televisión…?

No es necesario esconderse detrás del propio dedo, no sólo H1, sino que el gobierno y el administrador que es propietario del mismo, deberían disculparse por lo sucedido y, más importante aún, tomar medidas inmediatas para normalizar las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia.

Algunos pueden sugerir que las relaciones personales son la causa de la actual exacerbación de las relaciones entre el gobierno y la Iglesia. No podemos descartar nada. Sin embargo, las realidades fácticas mencionadas anteriormente y, sobre todo, la decisión del gobierno de excluir la historia de la iglesia Armenia del plan de estudios escolar, no necesitan explicación.

El hombre sufre de megalomanía, y en un enfrentamiento con la Iglesia se considera a sí mismo un semidiós o casi... un elegido de Dios, un profeta, como dirían los turcos.

Que Dios nos ayude a todos.

Esta debería ser nuestra oración.

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