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Opinion - Benyamin Poghosian
¿Qué sigue en Nagorno Karabaj?
28 de Septiembre de 2023

El 19 de septiembre, Azerbaiyán lanzó una ofensiva a gran escala contra la autoproclamada República de Nagorno Karabaj, con un solo objetivo: acabar con esa república.

El ataque azerbaiyano no sorprendió a nadie. Al menos desde principios de 2023, Azerbaiyán ha declarado clara y ruidosamente que Bakú no tolerará el status quo surgido después de la guerra de Nagorno Karabaj de 2020 y hará todo lo posible para destruir la República de Nagorno Karabaj. Azerbaiyán también tenía claro que alcanzaría su objetivo rápidamente. 

Desde principios de septiembre de 2023, cuando Azerbaiyán comenzó a concentrar tropas a lo largo de la línea de frontera, estaba claro que la ofensiva militar tendría lugar muy pronto. Armenia sabía que Rusia lo sabía, la UE y Estados Unidos lo sabían y las autoridades de Nagorno Karabaj lo sabían.

Armenia pensó que no podía hacer nada y que no debía hacer nada. No pudo hacerlo porque el equilibrio militar era enormemente favorable a Azerbaiyán, ya que durante los tres años posteriores a la guerra de 2020, Armenia no emprendió ninguna reforma militar significativa. Armenia no debería haber hecho nada porque Nagorno-Karabaj no es parte de Armenia sino de Azerbaiyán, tal lo expresado por el Primer Ministro. Por lo tanto, impedir la ofensiva azerbaiyana, era responsabilidad de Rusia, que tenía fuerzas de paz, y de Occidente, que hablaba de la inaceptabilidad de las violaciones del derecho internacional humanitario y del asesinato de civiles.

Rusia pensó que si a Armenia no le importaban los armenios de Nagorno Karabaj, que tienen pasaportes armenios, entonces Rusia no debería arruinar sus relaciones con Azerbaiyán y Turquía, entrando en una confrontación militar con Bakú. Lo que Rusia puede y debe hacer es tratar de proteger a los civiles tanto como sea posible y asegurar el despliegue de fuerzas de paz rusas al menos hasta noviembre de 2025.

La UE estaba en contra de las violaciones de derechos humanos, pero dijo que no tenía presencia sobre el terreno. Por tanto, no pudo hacer mucho para impedir un nuevo ataque azerbaiyano. Estaba dispuesto a apoyar a Armenia para hacer frente a la nueva ola de refugiados de Nagorno Karabaj y enviar asistencia humanitaria a Nagorno Karabaj si Azerbaiyán lo permitía. 

Estados Unidos advirtió públicamente sobre la inaceptabilidad de un nuevo ataque contra Nagorno Karabaj. Sin embargo, como el principal interés de Estados Unidos en la región es la disminución de la presencia e influencia rusas, el éxodo “suave/voluntario” de armenios de Nagorno Karabaj, que puede resultar en la retirada de las fuerzas de paz rusas de la región, no fue contra los intereses estratégicos de Estados Unidos. Mientras tanto, la toma de Nagorno Karabaj por parte de Azerbaiyán podría desencadenar más sentimientos antirrusos en Armenia.

Así, por diferentes razones, todos los actores externos, incluida Armenia, no estaban preparados para tomar medidas tangibles para impedir un nuevo ataque azerbaiyano. Las autoridades de Nagorno Karabaj decidieron cambiar su liderazgo, probablemente esperando que las ideas moderadas del nuevo presidente, que habló sobre el “estatus de Nagorno Karabaj”, evitando el uso del término independencia, pudieran crear una base para cualquier tipo de discusión significativa con Azerbaiyán. Sin embargo, Azerbaiyán utilizó las elecciones presidenciales del 9 de septiembre como un “casus belli” para su bien preparada ofensiva.

Como Nagorno Karabaj estaba completamente sola contra Azerbaiyán, con sólo 120.000 habitantes muriendo de hambre debido al bloqueo, el resultado del ataque azerbaiyano estaba claro para todos. La única pregunta era cuánto tiempo podría resistir Nagorno Karabaj. Después de 24 horas de hostilidades, Nagorno Karabaj se vio obligada a aceptar las demandas de Azerbaiyán, incluida la disolución y el desarme del ejército de defensa. En 24 horas, el ejército azerbaiyano penetró en el territorio de Nagorno Karabaj, rodeando las regiones de Martakert y Martuni, y estuvo muy cerca de entrar en Stepanakert.

Después de alcanzar el acuerdo de alto el fuego el 20 de septiembre y la reunión entre los representantes armenios de Nagorno Karabaj y Azerbaiyán en Yevlaj el 21 de septiembre, la pregunta crítica es ¿qué sigue? ¿Qué se puede y se debe hacer ahora?

La tarea inmediata es restablecer el suministro de ayuda humanitaria y electricidad a Nagorno Karabaj, ya que muchas personas pueden morir de hambre en los próximos días. Otra tarea urgente es poner fin al bloqueo de las aldeas y ciudades de Nagorno Karabaj, por parte del ejército azerbaiyano, para conocer el destino de la población y entregar ayuda. Cientos, si no miles, están desaparecidos. Se deben tomar medidas para aclarar su suerte. El 22 de septiembre, las fuerzas de paz rusas entregaron 50 toneladas de carga humanitaria a Stepanakert, y ese proceso debería continuar.

Mientras tanto, se deben tomar decisiones sobre el futuro de los armenios en Nagorno Karabaj. Muy pronto, probablemente a finales de 2023, las instituciones estatales de la República de Nagorno Karabaj se disolverán y comenzará la “integración de la región” en Azerbaiyán. Puede implicar la difusión de pasaportes azerbaiyanos, el uso de moneda azerbaiyana y el establecimiento de instituciones estatales azerbaiyanas, como la policía, los servicios fiscales y otros.

Sin embargo, pocos armenios, si es que hay alguno, quisieran vivir bajo la jurisdicción de Azerbaiyán sin presencia ni garantías internacionales, y optarían por abandonar Nagorno Karabaj. Para estas personas, en Nagorno Karabaj debería garantizarse el acceso de las organizaciones internacionales, en particular a las agencias pertinentes de la ONU, tanto para organizar la evacuación como para proporcionar al menos garantías básicas a aquellos armenios que, por cualquier motivo, quisieran quedarse. Armenia, Rusia, la UE y los EE.UU. deberían obligar a Azerbaiyán a proporcionar un paso seguro a través del corredor de Lachin para todos aquellos armenios que quieran irse, incluida la población masculina, ya que contra muchos de ellos se abren causas penales en Azerbaiyán. La comunidad internacional debería proporcionar asistencia humanitaria urgente a Armenia para hacer frente a esta nueva ola de refugiados.

Estas tareas (acceso a Nagorno Karabaj para las agencias de la ONU, provisión de evacuación segura a Armenia para todos los armenios que no acepten vivir bajo la jurisdicción de Azerbaiyán y asistencia humanitaria urgente a Armenia para hacer frente a nuevas oleadas de refugiados) deberían realizarse muy rápidamente. , para evitar una tragedia humana aún mayor.

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