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Opinion - Periódico "El Debate" de España
Karekin II Patriarca de Armenia: «sólo con sanciones severas se terminará el conflicto con Azerbaiyán en Nagorno Karabaj»
04 de Mayo de 2023

El cabeza de la Iglesia armenia expresa su convencimiento de que «sólo con sanciones severas se terminará el conflicto con Azerbaiyán en Nagorno Karabaj»

Carmen de Carlos Carmen de Carlos

Su Santidad recibe en audiencia en la Santa Sede. El trono es de mármol, como las escalinatas y barandillas del edificio central. La audiencia se extenderá por unos 40 minutos largos, tiempo en el que expondrá su deseo de paz y lamentará la virtual guerra que mantiene Armenia con Azerbaiyán por Nagorno Karabaj. Podría parecer que nos referimos al Papa de Roma, pero el protagonista de esta crónica es otro, el Patriarca Supremo y Katholikós de todos los armenios: Karekin II.
 
Krtich Nersessian, nombre con el que fue bautizado, es la máxima autoridad de la Iglesia apostólica Armenia, recibe el mismo tratamiento que el Papa Francisco a quien considera «un líder espiritual muy estricto, muy justo. Tenemos muy buenas relaciones», celebra. El gran complejo de edificios que se levanta en Echmiatsin, apenas unos 20 kilómetros al oeste de Ereván, forma el equivalente al Vaticano de la Iglesia armenia.
Para la audiencia es obligatorio apagar todos los teléfonos móviles, está prohibido tomar imágenes o grabar sus palabras aunque se permite tomar nota de todo lo que dice. Un cámara registrará el encuentro con Karekin II.
 
Antes de hablar, el patriarca, de 71 años, reza un Padrenuestro con un grupo reducido de argentinos. Han venido del fin del mundo, como diría Jorge Bergoglio el día que fue proclamo Pontífice después de que hubiera fumata blanca. Con los periodistas de La Nación, Clarín e Infobae está El Debate.
 
«Armenia no tenía más opción que entrar en la guerra», asume el patriarca. Krtich Nersessian se refiere al último de los tres conflictos armados que enfrentaron a este país con su vecino Azerbaiyán, por la región de Nagorno Karabaj.
Oficialmente bajo soberanía azerí, en realidad, este enclave está en disputa con Armenia que sueña con volver a unificar el territorio que Stalin entregó a su enemigo.
Antiguo pedazo de la primera nación en adoptar el cristianianismo como religión oficial, Nagorno Karabaj se autoproclamó República de Artsaj y la mayoría de la población es y se siente armenia. «Si no hubieran tenido el apoyo de Turquía no habrían ganado esa guerra que duró 44 días», observa el patriarca en alusión a la firma del tratado de paz de 2020.
A lo largo de su intervención y en las respuestas a las preguntas que formulamos, Karekin II se referirá a esa región como Artsaj. «Periódicamente el Ejército azerí penetra en nuestro territorio y trata de conquistar más pueblos y ciudades. La euforia que les dio la victoria (de 2020) les ha envalentonado». Desde entonces, desarrolla, «cada vez imponen nuevas condiciones que resultan inaceptables para nosotros».
 
Antes de hacer repaso a los últimos acontecimientos que mantienen en vilo a una población temerosa de entrar en una cuarta guerra, pero dispuesta a defender por las armas su país, insiste: «No se puede olvidar que el único corredor que conecta Artsaj con Armenia (el de Lachín) está cortado desde hace casi cinco meses con una excusa ridícula», menciona en alusión al bloqueo de un grupo de civiles que acusaban a un yacimiento del entorno de daño medio ambiental.
«¡Cómo si ellos fueran los protectores de la naturaleza!», exclama antes de advertir que se interrumpió el funcionamiento del yacimiento, «pero el corredor continúa cortado» y lo que es más grave, «han aprovechado para instalar un paso fronterizo».
 
Esa incursión en Armenia, «ha empeorado la situación», reconoce antes de reflexionar: «La única solución sería aplicar sanciones severas a Azerbaiyán».
Karekin II es directo al explicar que esos avances militares y el bloqueo a Nagorno Karabaj tienen «un propósito muy claro: dejar sin armenios Arzaj, provocar un nuevo genocidio».
 
El momento elegido por el eterno enemigo azerí, el Patriarca lo entiende como un gesto claro para causar más daño: «Lo hicieron coincidir con los preparativos del 108º aniversario del genocidio armenio», donde millón y medio de personas fueron exterminadas. Pese al escenario, añade, «confío en que 120.000 armenios [la población de Nagorno Karabaj] no tengan que volver a sufrir otro genocidio»
 
El asedio a Nagorno Karabaj no lo pudo evitar la Iglesia, «lo intentamos», admite. Las consecuencias de esa situación las describe con tristeza: «alimentos vencidos» y «medicamentos que no llegaron a tiempo».
«Únicamente con la ayuda de las fuerzas de paz rusas se pudieron enviar víveres y medicinas, –añade– porque Azerbaiyán incumple el mandato del Tribunal de la Haya que le ordenó despejar el corredor de Lachín».
Rusia y su enorme influencia política y militar están presentes en el discurso del cabeza de la Iglesia armenia, que sólo tiene palabras de agradecimiento con Kiril, patriarca de Moscú y de todas las Rusias.
Kiril es un ferviente entusiasta de la invasión a Ucrania. Ha llegado a decir que ir al frente es un «deber militar» que «lavaría» los «pecados» de los soldados. Su actitud con el conflicto armenio ha sido distinta, muy protectora y pacifista. Ha colaborado en las negociaciones, «ha hecho todo lo posible para ayudarnos» le defiende Krtich Nersessian.
Karekin II rescata su solidaridad y recuerda que su intervención resultó definitiva para «proteger un monasterio que hay en el corredor de Lachín que no sabíamos si iba a quedar al lado de Azerbaiyán o al de Armenia. Kiril –destaca– intervino y hoy está blindado por una unidad de paz rusa. Unos 30 o 50 soldados lo custodian pese a estar bajo soberanía de Azerbaiyán. Le estoy muy agradecido», reconoce.
 
En previsión de que este escenario no se diera y el templo «no estuviera seguro, retiramos frescos y cruces del monasterio» que se pueden apreciar aunque no fotografiar, en uno de los edificios anexos próximo al museo de la Santa Sede de la Iglesia armenia.
«Si se produjera una invasión –observa– estamos seguros de que destruirían las cruces. Lo han hecho con 7.000. Los azeríes destruyen todos los símbolos santos», lamenta.
La figura del patriarca es respetada y tiene peso político de Ereván a Jerusalén. «El pueblo –advierte– no está con el ánimo bajo, está preparado para defender sus casas». Dicho esto, el Patriarca confía, «esperamos que Rusia garantice que se cumpla el acuerdo de paz».
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