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Locales - Voluntariado en pandemia
Constanza Bezazian, un ejemplo
10 de Septiembre de 2020

Se llama Constanza Bezazian, "Coti" para sus amigos. Tiene 24 años y está cursando el último año de Medicina en la Universidad Austral, un año difícil en el que muchos estudiantes -como ella- han debido resignar las prácticas obligatorias -conocidas como Internado anual rotatorio- como consecuencia de la pandemia del Covid´19.

Coti podía haber pasado el año "haciendo la plancha", dedicándose a algún hobby que hasta ahora no pudo desarrollar  por estar abocada a sus estudios... Podía haber pasado el año lamentándose porque se atrasaría el momento deseado de obtener su título... Pero no hizo nada de eso.  ¡Por el contrario!

Tomó más que en serio la situación pandémica...  Enterada de que por donación de Techint el Hospital Austral abriría un Hospital Solidario dedicado a alojar pacientes con Covid-19 del sistema público en el campus de la Universidad, Constanza no dudó un instante en anotarse como voluntaria.

Fue una decisión difícil y semanas difíciles; sobre todo cuando uno vive en familia como ella y debe aislarse.

Sus padres, Vazkén y María, si en un primer momento dudaron angustiados, después comprendieron que ese riesgo es parte de lo que Constanza eligió como forma de vida y apoyaron la idea, facilitándole todo lo que hiciera falta para que pudiera cumplir con su objetivo.

"Fueron días muy difíciles" -cuenta "porque no solo debí estar aislada el tiempo que duró mi voluntariado sino que a a su térmimo,  tuve que agregarle otros quince días para asegurarnos de que todo estuviera bien y no exponer a ningún integrante de mi familia. Reconozco que no la pasé muy bien aislada de esa manera y comprendo perfectamente lo que les pasa a las personas que deben estar en esa situación" -agrega.

"El voluntariado me permitió ver ambas caras de la situación... Por dentro, entendí  el  porqué de los protocolos pero también entiendo el fastidio, el cansancio y la necesidad de la gente de salir a trabajar. ¡Vi de todo!" -explica y comprendemos perfectamente que es difícil ponerse en un término medio.

Es que Coti se abocó a su tarea con todo en la Terapia Intermedia del hospital. En algunos casos, supliendo a los médicos, cuando no llegaban con todos los pacientes;  completando historias clínicas, acompañándolos en las rondas para después pasar el informe diario telefónico a sus familias; ayudando al personal de enfermería a bañar y a asistir a los pacientes; acompañándolos desde lo afectivo porque todos necesitan de un gesto, de una palabra de aliento y de fe en el aislamiento, o en la farmacia, preparando la medicación diaria de cada paciente. Esas son solo algunas de las tareas que nos describió y que nos parecen suficientes como para hacernos una idea cabal de lo que la vocación y el amor al prójimo pueden hacer y cómo obran de motivación cuando uno ama lo que hace o la carrera a la que ha decidido dedicarse...

Cuando le preguntamos qué es lo que más le gusta de su carrera nos contesta "el trato con el paciente" por lo que inferimos que su futuro seguramente no estará ligado a la investigación, a menos que el diagnóstico de un paciente así lo indique.

"La experiencia me encantó. Aprendí muchísimo y pude ayudar, lo que está buenísimo!" -concluye, mientras deja entrever que está pensando el volver a anotarse como voluntaria, a pesar de... porque su pasión es ayudar a la gente. Se nota. ¡Bravo, Coti!

Coti Bezazian

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