A nuestro alrededor, e incluso dentro de nuestra propia vida, se están realizando serios intentos de dividir a nuestra nación, nuestra Patria, la Iglesia, las organizaciones, las comunidades y la cooperación entre la Diáspora y Armenia. Vemos claramente las señales de ello tanto en Armenia como en la Diáspora.
Estemos vigilantes y atentos. Aferrémonos a nuestros valores, santidades, tradiciones y raíces, rechazando aquellos sistemas de valores, formas de pensar y modos de actuar que se desvían de los principios morales, espirituales y nacionales que constituyen nuestra esencia y garantizan nuestra identidad.
Nuestra Iglesia es una.
Nuestra Patria es una.
Nuestra nación es una.
Ante los intentos de división, visibles o invisibles, debemos decir colectivamente: ¡NO!
Este es el mensaje de nuestra historia, de nuestros héroes y de nuestros santos, hoy y siempre.
