El clérigo Samuel Dpir Grigorian emitió una enérgica advertencia dirigida a los fieles que planean acudir este domingo al monasterio de Hovhannavank, luego de que el sacerdote Aram (Stepan) Asatrian, depuesto oficialmente por la Santa Sede de Etchmiadzin, anunciara su intención de oficiar una misa pese a su suspensión canónica.
En un mensaje público, Grigorian calificó el acto del exsacerdote como una “profanación del santuario” y recordó que, según el Libro de Cánones Armenio, quien ha sido despojado de su rango eclesiástico pierde no solo el título de sacerdote, sino también la gracia, la unción y el derecho a realizar cualquier acto litúrgico.
“Debes saber que, según el Libro de Cánones Armenio, un sacerdote depuesto queda privado no solo de su rango sacerdotal, sino también de la gracia, la unción, la forma y el signo sagrado. Por tanto, ninguno de tus actos tiene validez alguna”, escribió Grigorian.
El clérigo añadió que Asatrian “no tiene derecho a tocar los objetos sagrados de la iglesia ni a subir al altar”, calificando de “grave sacrilegio” cualquier intento de celebrar misa por parte de quien ya no posee autoridad sacerdotal.
Para sustentar su advertencia, citó el Canon 5 del Concilio de Antioquía, que ordena rechazar a todo sacerdote o diácono que, tras ser destituido, persista en realizar oficios religiosos y provoque división dentro de la Iglesia.
El 21 de octubre de 2025, la Santa Sede de Etchmiadzin anunció oficialmente la deposición canónica de Aram (Stepan) Asatruian, quien se desempeñaba en el monasterio de Hovhannavank. La decisión se tomó tras desacuerdos con las autoridades eclesiásticas, que lo acusaron de desobediencia y de actuar fuera de la disciplina clerical.
Pese a la medida, Asatrian convocó públicamente a los fieles a una misa el domingo 26 de octubre, afirmando que continuaría su labor pastoral. El acto ha sido calificado por Etchmiadzin como “ilegítimo y contrario al orden sagrado”.
El conflicto trascendió el ámbito religioso cuando el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, manifestó su intención de asistir a la misa que celebrará el depuesto sacerdote.
La noticia generó un intenso debate entre clérigos, fieles y analistas políticos, al interpretarse que la presencia del jefe de gobierno podría constituir un gesto de apoyo hacia un clérigo sancionado por la Iglesia Apostólica Armenia.
Fuentes eclesiásticas advirtieron que la participación de autoridades civiles en un acto considerado inválido por la Iglesia “podría profundizar la tensión entre el poder espiritual y el Estado”.
Samuel Dpir Grigorian concluyó su declaración exhortando a los creyentes a mantenerse fieles a la autoridad eclesiástica legítima y a no participar en actos “sin validez sacramental”.
“Todo aquel que acuda al monasterio este domingo debe saber que dicha misa no es reconocida por la Iglesia”, subrayó.