Hoy, 2 de septiembre, conmemoramos el Día de la Declaración de Independencia de la República de Artsaj, fecha que recibimos con la esperanza de sanar las pérdidas sufridas y con la fe en el auxilio de Dios.
En vísperas del trigésimo aniversario de aquella proclamación, entre 2020 y 2023, se sucedieron acontecimientos trágicos. Como consecuencia de la guerra desatada por Azerbaiyán y de sus acciones genocidas, el territorio de Artsaj fue ocupado y completamente despoblado de armenios. Miles de hijos de nuestra nación fueron asesinados, numerosos santuarios profanados y destruidos, y aún hoy dirigentes y militares de Artsaj permanecen como rehenes en Bakú.
En este día sagrado, inclinamos nuestra frente ante la memoria de nuestros héroes, quienes ofrecieron lo más preciado —su vida— por la independencia de Artsaj y la seguridad de su pueblo. Elevamos nuestras oraciones a Dios, pidiendo el pronto regreso de nuestros cautivos y desaparecidos, así como la paz para nuestra patria y nuestro pueblo.
Valoramos profundamente los esfuerzos de los países y de las organizaciones internacionales que siguen trabajando para superar las dolorosas consecuencias de la guerra de Artsaj, y para establecer en la región una paz estable y duradera, libre de amenazas e imposiciones.
El aniversario de la independencia de la República de Artsaj es ocasión propicia para reafirmar el compromiso de nuestro pueblo con la causa de la paz, y también para sacudir las actitudes de resignación y derrota, de modo que podamos afrontar con dignidad los desafíos y pruebas que enfrenta nuestra nación.
Nuestra exhortación patriarcal es a multiplicar los esfuerzos, con el apoyo de la comunidad internacional, para defender los derechos de nuestro pueblo desplazado de Artsaj, salvar de la destrucción el patrimonio espiritual y cultural armenio milenario, y asegurar el regreso de nuestros cautivos a su patria.
Unámonos por el fortalecimiento y consolidación de nuestra estatalidad, por la preservación de la integridad territorial de Armenia. Conservemos pura nuestra identidad armenia y nuestros valores nacionales, manteniendo siempre la mirada esperanzada en un futuro que traiga vida y bendición.
Oramos para que, por la misericordia de Dios, se restablezca la justicia y que los hijos de nuestra nación vivan en paz y prosperidad. Que Dios sea el guardián de nuestra patria y de nuestro pueblo, en Armenia y en la Diáspora. Amén.