¡Es una vergüenza, una vergüenza inmensa! El ambiente insalubre y antinacional que se ha creado en la vida de nuestra querida Patria, Armenia. Lamentablemente, las palabras en armenio no bastan para describir mi dolor y mi indignación. En especial, el ambiente que ha surgido recientemente en las dos estructuras de construcción nacional y patriótica de nuestra nación, la Santa Echmiadzin y la Asamblea Nacional, me resulta profundamente vergonzoso y condenable.
En la vida de cualquier nación, iglesia u organización puede haber errores, omisiones, polarizaciones, confrontaciones, sin embargo, es necesario discutirlos mediante procesos específicos y en un ambiente sereno, para que se puedan alcanzar soluciones adecuadas.
Lamentablemente, no he visitado Armenia en unos seis años. En los últimos días, he pensado mucho en ir a Armenia para ayudar a calmar la tormenta que se ha creado, aunque sea mínimamente. Sin embargo, las declaraciones infundadas y constantes en la Asamblea Nacional, a través de las redes sociales y otros medios, que distorsionan nuestros valores morales, espirituales y nacionales, así como las detenciones que se están produciendo, no me animan a dirigir mis pasos hacia la Patria.
Sin embargo, sigo comprometido en ir a la Patria en cualquier momento y consultar con Karekin II, el Katolikós de Todos los Armenios, el Primer Ministro de Armenia, Nikol Pashinian, y otros funcionarios responsables, para que podamos buscar soluciones viables para sacar a Armenia de la difícil situación que ha creado.