Nosotros, el clero de la Diócesis Armenia de Francia, seguimos con profunda preocupación los acontecimientos ocurridos en la República de Armenia en los últimos días.

Ignorando el principio internacional de separación de la Iglesia y el Estado, las autoridades armenias están violando gravemente el derecho constitucional e internacionalmente reconocido de la Iglesia Armenia a organizar su vida interna.

En un intento de engañar al público, se está intentando presentar este proceso antieclesiástico extremo, absolutamente inaceptable y vulgar en su vocabulario y contenido, como una iniciativa piadosa, bajo la apariencia de llamados "por el bien de la Iglesia".

La Iglesia Armenia, con sus diócesis en todo el mundo y millones de fieles, no puede ser evaluada en el marco del conocimiento teológico, eclesiástico y canónico, por el claramente limitado yde educación incompleta primer ministro de Armenia y su séquito inmediato. Ningún cargo estatal puede autorizar a nadie a ofender abiertamente los sentimientos espirituales y religiosos de decenas de miles de personas, difundir falsedades y chismes, ni a utilizar las facultades oficiales que le reserva la Constitución para lanzar una campaña de información deshonesta contra la estructura más antigua y noble de Armenia.

Nosotros, el clero de la Diócesis Armenia de Francia, condenamos enérgicamente las acciones de Nikol Pashinian y de quienes él dirige. Hacemos un llamado a todos los fieles de la Diócesis Armenia de Francia para que alcen su voz de protesta contra esta ilegalidad cometida por las autoridades armenias.

Instamos a los órganos pertinentes de la República de Armenia a que respondan adecuadamente y eviten esta intrusión contra la Iglesia Armenia mediante la apropiación de medios legales y a que exijan responsabilidades a todas las personas que violen las leyes constitucionales, penales y civiles, independientemente de su cargo.

Oramos para que el Señor mantenga fuerte la fe de nuestros millones de hermanas y hermanos que viven tanto en Armenia como en todo el mundo, para que no cedan a las provocaciones y chismes, y continúen su camino piadoso para la gloria de Dios y para la gloria de nuestra Santa Iglesia, según la palabra del Señor.

"Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28:20)