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Domingo 05 de Mayo - Buenos Aires - Argentina
PREMIO MEJOR MEDIO DE PRENSA PUBLICADO EN LENGUA EXTRANJERA - MINISTERIO DE LA DIASPORA DE ARMENIA 2015
Iglesia - Mensaje de Su Santidad Karekín II, Katolicós de Todos los Armenios
Con motivo de la celebración de la Pascua de Resurrección
09 de Abril de 2023

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén:

“Cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?”
(Lucas 18:8).

Querido pueblo piadoso de Armenia, Artsaj y la Diáspora,

Hoy, unidos bajo los techos de nuestras iglesias, glorificamos al Salvador resucitado, anunciando: "Cristo resucitó de entre los muertos". Alabamos la Resurrección milagrosa de nuestro Señor Jesucristo, Quien padeció, fue crucificado y resucitó para librarnos del poder del pecado y de la muerte, Quien con el amor ilimitado de Dios, abrió a la humanidad el camino a la eternidad y al reino de los cielos con Su salvación. Cristo disipó las tinieblas de la desesperanza, dio a las personas la gracia de la resurrección y también las fortaleció de los sufrimientos de esta realidad terrenal, de los desastres y destrucciones que azotan al mundo debido a la influencia del mal. 

Desde la crucifixión de Cristo hasta nuestros días, las intrigas de los fariseos, las traiciones de los judíos, los juicios de Pilato, esparcen calamidades en el mundo, empobrecen la imagen y la esencia del hombre creador. Las palabras de Cristo reprenden tales realidades con una fuerza nueva. "Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?"

El siglo XXI, querido pueblo piadoso, debe ser una nueva era iluminada con logros científicos, grandes logros tecnológicos, normas y leyes internacionales para la protección de la vida humana, los derechos humanos y la dignidad. Pero cuántos inocentes, cuántos pueblos sometidos a tribulaciones y dolores en el calvario de las guerras, clavados en la cruz del sufrimiento por la injusticia, la obsesión por el dominio, la discriminación, la lucha contra las amenazas ontológicas. 

También pasamos por las desastrosas realidades de la guerra de los 44 días, ataques en las fronteras de Armenia. Nuestra patria enfrenta pruebas diarias para asegurar una vida segura y pacífica frente a preocupantes desafíos internos y externos. La vecina Artsaj ha estado bajo asedio durante mucho tiempo y se enfrenta a incalculables dificultades y privaciones, este inquietante castigo de fenómenos peligrosos, llevando a nuestro corazón el dolor inexorable de nuestros hijos mártires, capturados, desaparecidos y heridos, nos hace asistir también a otra situación dolorosa, como las manifestaciones de hostilidad y odio que ponen barreras divisorias en la vida de nuestro pueblo en todo el mundo, socavando  la unidad nacional. Estamos siendo testigos de cómo se ignoran las tradiciones seculares, el sistema de valores, que es el pilar de nuestra identidad, y se socava la seguridad nacional-espiritual de nuestro pueblo, muy importante para superar los desafíos más serios que tenemos que enfrentar. Procesos similares en nuestras vidas, especialmente en el período de posguerra, agravan el dolor del duelo y las pérdidas. Y en tal situación, el cuestionamiento y la reprensión de Cristo suena con más fuerza para todos nosotros. “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8), “¿Dónde está vuestra fe?” (Lucas 8:25).

En efecto, cuando la justicia y la verdad dejen de ser el núcleo de los emprendimientos y logros en la vida estatal y pública, seguiremos enfrentándonos a manifestaciones de pilatismo. Las intrigas farisaicas continuarán mientras la calumnia y la injusticia se propaguen por el impulso del cinismo y la adulación. La traición de los judíos continuará hasta que dejen de negar a Dios y las santidades, desvalorizando la ansiada idea de la patria. Mientras tanto, el Estado, la sociedad y la familia son fuertes y poderosos cuando están anclados en mensajes y valores ordenados por Dios, que son un referente de bienestar y guían los esfuerzos para alcanzar el éxito con el apoyo celestial en materia de seguridad, progreso y prosperidad de las personas. 

Amados, la fe de la resurrección es una victoria sobre las pruebas, que no se caracteriza por el espíritu de temor, desesperación, decadencia, desastrosa complacencia condescendiente. Cuanto más difícil y desesperada parezca la situación actual, más fuerte y firme debe ser nuestra fe. La fe debe expresarse en cada paso y acción, en la fe personal, colectiva y nacional. Con fe y unión, superamos muchos desastres durante nuestra historia, reconstruimos nuestro estado independiente y relanzamos una vida creativa en nuestra tierra natal. Incluso hoy, es la fe en Dios y en nuestra propia fuerza lo que nos fortalecerá para salir de situaciones de crisis y construir un futuro brillante.

Ahora, renovemos nacionalmente nuestra fe con la celebración de la milagrosa Resurrección de nuestro Salvador y con nuestra vida, con cada palabra y obra nuestra, testifiquemos nuestra fidelidad a Cristo, testifiquemos nuestro celo por nuestra fiel fe y construyamos una nueva realidad con Cristo.

Con este deseo y la buena noticia de “Cristo ha resucitado de entre los muertos”, enviamos nuestro fraterno saludo a la Santas Sedes de nuestra Santa Iglesia, S. S. Aram I, Katolikós de la Gran Casa de Cilicia, Patriarca Armenio de Jerusalén Su Santidad el Arzobispo Nurhan Manukian, Patriarca armenio de Constantinopla Su Santidad el Arzobispo Sahak Mashalian.

Con todo cariño, llevamos la noticia espiritual de la Santa Resurrección a los Padres espirituales de las Iglesias hermanas, pidiendo el apoyo de Dios Todopoderoso en el cumplimiento de la misión de honrar a Cristo.

Enviamos nuestro amor y bendición patriarcal a toda la congregación espiritual de nuestra Santa Iglesia y a nuestro fiel pueblo de nuestro país y en la diáspora.

En este día luminoso de la Santa Resurrección, enviamos nuestra oración al Dios Altísimo y pedimos que el mundo sea transformado y embellecido por las gracias renovadoras de la Santa Resurrección de Cristo, y con la ayuda del cielo, la humanidad será libre de sufrimientos y tribulaciones, para que se establezcan el bien y la paz.

Pedimos el poder fortalecedor de la resurrección del Salvador, especialmente para Nuestros hijos de Artsaj, para que sean valientes e inquebrantables en espíritu y superen todas las pruebas que enfrentan con la voluntad fuerte e indomable típica del pueblo de Artsaj.

Que el Salvador derrame Su gracia y misericordia en nuestra tierra natal, Armenia y Artsaj, y bajo Su Santa Diestra mantenga a toda nuestra gente y la diáspora del mundo, seguros y con bienestar hoy, siempre y para siempre. Amén.

Cristo Resucitó de entre los muertos,
Bendita sea la Resurrección de Cristo

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