Los dobles estándares europeos quedan al descubierto cuando se trata de cautivos en Bakú
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Berlín, 9-10 de diciembre de 2024
El primer ministro armenio Nikol Pashinian realizó una visita oficial a Alemania los días 9 y 10 de diciembre, siendo recibido con alfombra roja por el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y el canciller Friedrich Merz. El encuentro culminó con la firma de una declaración conjunta sobre la agenda estratégica de asociación bilateral entre Armenia y Alemania. Sin embargo, las contradicciones y silencios diplomáticos ensombrecieron lo que oficialmente se presentó como un encuentro histórico.
Ya el 5 de diciembre, el columnista de Die Zeit Michael Thumann anticipaba el tono de la visita en un artículo titulado "Aquí se está logrando lo que en Ucrania es tan difícil". Según medios alemanes, el canciller Merz describió el acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán como una "oportunidad histórica", contrastando la situación del Cáucaso con el conflicto ucraniano.
En la conferencia de prensa conjunta del 9 de diciembre, Merz fue explícito sobre Ucrania: "Alemania tiene una línea clara: sin Ucrania y sin los europeos no es posible tomar decisiones sobre ellos mismos, y no debe haber una paz impuesta o dictada para Kiev". La pregunta que ningún periodista formuló ese día fue evidente: ¿Y para Ereván? ¿Es aceptable una paz impuesta cuando se trata de Armenia? ¿Por qué no se consulta a los 120.000 refugiados de Artsaj (Nagorno-Karabaj) desplazados por la limpieza étnica?
El 9 de diciembre, Pashinian pronunció un discurso titulado "Las perspectivas de Armenia sobre el acuerdo de paz, la conectividad regional y las relaciones con la UE" ante el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP), un evento que revelaría las tensiones subyacentes.
En una maniobra diplomática calculada, el embajador de Azerbaiyán en Alemania, Nasimi Aghayev, asistió al evento y fue el primero en tener el privilegio de dirigir una pregunta al primer ministro armenio. Aghayev saludó a Pashinian en armenio con un "Bienvenido a Alemania", presentándose desde una posición de "país pacificador" y anunció que el acuerdo de paz se firmaría solo después de que Armenia modificara su Constitución.
Con sarcasmo, Aghayev añadió: "Nuestros amigos alemanes siempre nos recuerdan el ejemplo de la reconciliación franco-alemana: tomó 18 años. A nosotros nos llevó 5 años, el equipo armenio-azerbaiyano se adelantó al otro equipo por 13 años, así que nos felicitamos a nosotros mismos".
Al día siguiente, Aghayev publicó en la red social X que había saludado al primer ministro armenio en armenio "como demostración de paz y buena voluntad", exhortando a los embajadores armenios a aprender palabras en azerbaiyano. Su mensaje concluyó con una afirmación propagandística: "Azerbaiyán, habiendo restaurado completamente su integridad territorial, soberanía y justicia histórica, continúa demostrando al mundo que es una nación amante de la paz guiada por altos valores morales".

Actualmente, al menos 23 ciudadanos armenios permanecen detenidos en Azerbaiyán, incluyendo a ocho ex líderes políticos de Nagorno-Karabaj. Entre ellos se encuentran tres ex presidentes de la república: Arayik Harutiunian, Arkadi Ghukasian y Bako Sahakian, además del empresario y filántropo Ruben Vardanian.
Vardanian, quien fue ministro de Estado de Nagorno-Karabaj, se encuentra en prisión preventiva desde su arresto en septiembre de 2023. En diciembre de 2024, las autoridades azerbaiyanas le imputaron 45 nuevos cargos.
Abogados de derechos humanos que representan a los detenidos armenios denuncian que los procedimientos jurídicos en Azerbaiyán no cumplen con los estándares internacionales de juicio justo, caracterizándose por falta de imparcialidad e independencia.
La situación se agravó cuando el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) cerró su misión en Bakú a principios de septiembre de 2024, dejando a los prisioneros sin ninguna supervisión externa.
Durante el evento en el DGAP, una joven armenia formuló la última pregunta a Pashinian, mencionando la condición humanitaria natural para cualquier paz: el retorno de los armenios detenidos y encarcelados en Bakú. El embajador Aghayev había abandonado ya la sala.
Fuera del protocolo diplomático, frente a la Cancillería, representantes de la comunidad armenia y diversas organizaciones de derechos humanos se manifestaron con pancartas que exigían:

El 10 de diciembre, los medios alemanes cubrieron la visita con titulares optimistas. Der Spiegel tituló "Merz asegura que apoyará a Armenia en su adhesión a la UE", mientras Berliner Zeitung destacó: "Merz aseguró a Armenia que Alemania la apoyará en el camino hacia la UE, pero la clave es la paz con Azerbaiyán".
El canciller advirtió sobre una posible interferencia rusa en las elecciones parlamentarias armenias de 2026, olvidando convenientemente que desde enero de 2025 se está juzgando en Múnich a ex diputados del Bundestag acusados de recibir sobornos de Azerbaiyán, la misma nación cuyo líder, Ilham Aliyev, mantiene un régimen autoritario.
Berliner Zeitung aclaró que el proceso de adhesión a la UE "sigue vinculado a condiciones claras", citando los criterios de Copenhague, particularmente el Estado de derecho, los derechos humanos y el funcionamiento de una economía de mercado.
La visita de Pashiniuan a Berlín dejó al descubierto una realidad incómoda: para Europa, no todas las víctimas de agresión merecen el mismo trato. Mientras Alemania exige que cualquier acuerdo de paz con Ucrania incluya a Kiev en las negociaciones y rechaza categóricamente la paz impuesta, parece aceptar tácitamente que Armenia negocie bajo presión, con sus líderes encarcelados y 120.000 refugiados sin voz.
El senador estadounidense Ed Markey ha denunciado que Azerbaiyán recurre rutinariamente a la "diplomacia de rehenes", prolongando la detención ilegal y utilizando a los prisioneros de guerra como fichas de negociación para imponer sus demandas a Armenia.
El Parlamento Europeo presentó en enero de 2025 una moción sobre la detención ilegal y los juicios simulados de rehenes armenios en Azerbaiyán, señalando que Freedom House clasifica a Azerbaiyán como "no libre" con una puntuación de 7/100, por debajo incluso de Rusia y Bielorrusia.
En una capital que conoció el fascismo y aún pide perdón por ello, no se puede guardar silencio ante el autoritarismo de Aliyev. La comunidad armenia y las organizaciones de derechos humanos así lo manifestaron en las calles de Berlín, mientras adentro, en los salones diplomáticos, se tejían acuerdos que parecen ignorar que la paz sin justicia no es paz, sino capitulación.
La pregunta fundamental permanece sin respuesta: ¿Por qué los prisioneros ucranianos en manos rusas generan indignación internacional inmediata, mientras que los rehenes armenios en Bakú son apenas una nota al pie en las negociaciones de paz? La respuesta a esta pregunta definirá no solo el futuro de Armenia, sino la credibilidad de los valores democráticos que Europa dice defender.