Es hora de que todos nos pongamos serios.

Las reconciliaciones formales con enemigos centenarios son extremadamente frágiles y se rompen fácilmente si no nos unimos y fortalecemos el potencial inherente de toda nuestra nación.

En este punto, la situación en Armenia se ha vuelto indignante. Las autoridades deben detener el ataque sin precedentes e inaceptable desatado contra el clero de la Santa Iglesia Apostólica Armenia, un ataque sin precedentes en su alcance y naturaleza en toda la historia de nuestro pueblo.

La Iglesia Apostólica Armenia, a su vez, debe mantenerse al margen de las disputas políticas internas y motivar aún más a los fieles para que apoyen moralmente el Estado armenio.

Las autoridades deben priorizar, sobre todo, el fortalecimiento de la solidaridad interna, así como duplicar las capacidades militares del Ejército armenio, independientemente de los frágiles acuerdos firmados o por firmar, que en tiempos de crisis sólo quedan escritos en el papel.

Las autoridades deben organizar y llevar a cabo de forma significativa el trabajo de aprovechar al máximo las capacidades de la diáspora en beneficio de la patria.

La diáspora, a su vez, debe utilizar su presencia mundial de manera decidida para promover posiciones pro-armenias o favorables a escala internacional.

Autoridades de la República de Armenia, Padres ungidos y consagrados de la Santa Iglesia Apostólica Armenia, armenios residentes en Armenia y armenios de la diáspora: En estos días sin precedentes y difíciles que enfrenta nuestra patria y nuestro pueblo, todos somos responsables, tanto de lo que hemos hecho como de lo que no hemos hecho, ante Dios y ante la historia, hoy y en el futuro.

Octubre de 2025