El 18 de febrero, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, al pronunciar el discurso de clausura del evento dedicado a las Jornadas Culturales de Tabriz , recitó un poema turco del poeta iraní contemporáneo  Shahriar.

El énfasis principal del poema turco recitado por el presidente iraní Masoud Pezeshkian , quien nació y se educó en la ciudad de Mahabad, de habla azerí y población kurda, en Irán y tiene vínculos de sangre con azeríes y kurdos, es que " las narices de la gente inhumana e incompetente deben ser aplastadas, y los lobos que deambulan por los pasos de la montaña deben ser estrangulados".

Se puede suponer que la elección por parte del presidente iraní de un poema sobre el exterminio de lobos no pudo haber sido accidental.

El deseo de crear artificialmente una identidad es una exigencia natural de los grupos tribales que aspiran a ser declarados nación. Siempre ha habido y siempre habrá autores pagados que apoyen a esos grupos tribales en este sentido.

El plan de crear una nueva entidad estatal en el territorio habitado por tribus nómadas que habían penetrado en el Cáucaso Sur se implementó el 27 de mayo de 1918, y apareció en el mapa mundial un nuevo estado artificial llamado "República de Azerbaiyán", que luego sería proclamada como la República Soviética de Azerbaiyán y, después del colapso del Imperio Soviético, nuevamente la República de Azerbaiyán.

Este hecho causó en esos días serias preocupaciones no sólo entre las autoridades centrales de Irán, sino también entre los intelectuales iraníes del Atrpatakan.

Teherán vio el plan de proclamar la República de Azerbaiyán después de la Primera Guerra Mundial como una amenaza a largo plazo a su seguridad e integridad territorial, ya que el pueblo Atrpatakan, que vive en las provincias del noroeste de Irán, podría encontrarse en la mira de la maquinaria de propaganda separatista de la incipiente república poblada por tribus turcas. 

A Teherán también le preocupaba el hecho de que la República de Azerbaiyán había estado bajo la tutela de Gran Bretaña durante su período inicial de formación, lo que, debido a su influencia política sobre la recién formada República de Azerbaiyán, podría plantear problemas de seguridad para Irán. Más tarde, Moscú se convertiría en el heredero pleno de la maquinaria de propaganda dirigida a la integridad territorial de Irán.

El curso de la historia demostró que estas preocupaciones no eran infundadas y las amenazas permanentes dirigidas a Irán fueron prueba de ello.

Hoy, en el umbral de la formación de un nuevo orden mundial, cuando el tándem turco-azerbaiyano se alza oficialmente con el lema "una nación, dos estados", nuevos tipos de amenazas dirigidas a Irán toman cuerpo y sangre, de las que Armenia no puede estar exenta.

Una de las manifestaciones del trabajo realizado en esta dirección es la santificación del lobo, especialmente del "lobo gris", en la cultura del pueblo Atrpatakan. En consecuencia, el lobo es el tótem de las tribus turcas, incluido el pueblo de Azerbaiyán, y por lo tanto tiene un lugar especial y respeto en las creencias del pueblo Atrpatakan.

La cuestión de la totemización del lobo en la cultura del pueblo azerbaiyano ya se ha abordado anteriormente y ha suscitado intensos debates en el pasado lejano. Y tiene raíces políticas, no tanto culturales.  

Los autores pagos, obsesionados con crear una identidad turca para el pueblo de Atrpatakan que vive en las regiones del noroeste de Irán, no escatiman esfuerzos y energía para demostrar que las tradiciones, mitos, epopeyas, rituales y creencias del pueblo Atrpatakan no son en modo alguno diferentes de los turcos.

Es evidente que este trabajo se está realizando para crear bases teóricas para la formación del concepto de "nación azerbaiyana".

Los extensos debates en torno al libro "Tete Gorgut", que no tiene conexión con la historia y la cultura iraníes y que lo presenta como una "epopeya del pueblo Atrpatakan", también son vívidos ejemplos de esto.

Los partidarios del panturquismo no escatiman esfuerzos para introducir al lobo en la cultura de los iraníes que viven en la región de Atrapatan como símbolo de sabiduría y prudencia. Mientras tanto, en la mitología iraní, el lobo aparece como una criatura destructora y depredadora dotada de cualidades demoníacas y de ladrón. No es casualidad que en el Avesta (el libro sagrado del Irán preislámico), así como en los textos Pahlavi, se atribuyan las mismas funciones al lobo y al ladrón.

Hoy, más que nunca, el imperativo de exterminar a los lobos que deambulan por los pasos de montaña se ha convertido en uno de los temas de la agenda de Irán.