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PREMIO MEJOR MEDIO DE PRENSA PUBLICADO EN LENGUA EXTRANJERA - MINISTERIO DE LA DIASPORA DE ARMENIA 2015
Diáspora - Dr. Gustavo Zulamián Ohanián - Uruguay
Se presentó el libro, "Patria del alma" (Hokú Hairenik)
20 de Julio de 2023

Se presentó en el Museo de las Migraciones (MUMI) el pasado 3 de julio de 2023, el libro Patria del alma (Hokú Hairenik, en armenio), escrito por el magíster Hovhannés Bodukián, publicado en Montevideo en abril de 2022, con ilustraciones de Adriné Kechichián. El libro es una publicación independiente, que fue auspiciado por la Universidad de la República (UDELAR) y por el Centro de Estudios Interdisciplinarios Migratorios (CEINMI) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

La impresión de Patria del alma (Gráfica Mosca) fue posible gracias al proyecto Promotores Culturales, que en esta oportunidad, recibió el apoyo de la Cónsul honoraria de la República de Armenia Lic. Alicia Aprahamián, Casa Armenia Hnchakián, la familia Harispe Tavokjián, el Dr. Antranik Keussayán y Mtra. Beatriz Chamlián (en memoria de Antranik y María Keussayán y Zeroun y Haiganush Chamlián), Carlos Kolukizián Tanielián, Haygaz Moumdjián y Rosa Daián, Jacqueline Pollack de Sungurlián, el Dr. Milton Sarkissián y familia, Fabio Sungurlián Pollack y el Dr. Gustavo Zulamián. 

Hovhannés Bodukián, nacido en Kirovakán (actual Vanatzor), Armenia, y crecido en Montevideo, Uruguay, es Magister en artes, especializado en lengua y literatura armenia, egresado de la Universidad Estatal de Ereván.

Desde 1991 y hasta el año 2016 ejerció la Coordinación y docencia directa de lengua y literatura armenia en el Colegio Nubarián y Liceo Aléx Manoogián de la UGAB. Desde 2018 es docente de lengua y cultura armenia en la Universidad de la República.

Traductor del armenio al español y del español al armenio. Entre otros se destaca la antología Un rey y dos laberintos con cuentos de Jorge Luis Borges, La historia de Vardán y los armenios de Eliseo, y una Selección de Cuentos populares de Hovhannés Tumanián.

Es guionista de programas radiales con contenidos culturales y de obras de teatro para niños y adolescentes y espectáculos de música y danza. 

Patria del alma es un libro sobre la identidad de los armenios. ¿Y qué es la identidad? “Un conjunto de características propias de una persona o un grupo y lo distingue de otros”, o “la concepción que tiene una persona o un colectivo sobre sí mismo en relación a otros”.

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Esa identidad armenia, a pesar del genocidio del pueblo armenio, no se perdió, pues hubo sobrevivientes que la legaron. Patria del Alma porque es la patria espiritual la que lega, y no la patria física.  Como Hovhannés dice en su dedicatoria, “a mis padres Avedís Bodukián y Rosa Chakijián por lo que me legaron”. Pero también que esa identidad está viva, y por tanto dedica también el libro a su esposa e hijo: “Carla Telis y Armén Bodukián, por lo que construyen conmigo”.

El libro cuenta sobre los encuentros de un abuelo con su nieto, en los que transcurren la cultura, las leyendas, las creencias, los héroes y las tradiciones de un pueblo, el armenio. Ese abuelo que se llama Aram, que podría llamarse Armen, Artín, Hovsep o Boghós, y es la historia de tantos armenios que intentan transmitirle a sus descendientes, todo aquello que los caracteriza como armenios. En definitiva, su propia identidad. Esa identidad que vivió y vive en peligro, pues a lo largo de siglos, distintos invasores y enemigos acérrimos han querido y quieren hacerla desaparecer. El trágico genocidio armenio de 1915 fue la máxima expresión de la idea de extinción de una nación.

Aquel pueblo que pierde, que resulta vencido, asesinado, masacrado, tiene la imperiosa necesidad de que lo escuchen, de decir aquí estamos nosotros, somos armenios, existimos, sobrevivimos, tenemos una cultura y tradiciones, y un Estado a partir de 1918, perdido en términos legales en 1920 con la sovietización, pero salvado a la vez. El genocidio del pueblo armenio supuso no solamente la destrucción física de un pueblo, sino también la destrucción jurídica de los sobrevivientes (Boulgourdjián 2002). La negación en la responsabilidad de un crimen y la negación de la existencia de los sobrevivientes como personas jurídicas.

Ya en las primeras páginas del libro, leemos una conversación entre el abuelo y su nieto:

-Qué es eso abuelo, ¿por qué lloras?

El papel amarillento era una especie de documento en el que alcancé a leer: “APÁTRIDA”.

-En este papel dice que tu abuelo no tiene patria, que no proviene de ningún lugar. Tal vez quiere decir, que tu abuelo no es. Pero yo nací en la tierra que nacieron mis abuelos y los abuelos de mis abuelos, sin embargo, un día… -el abuelo hizo un largo silencio y volvió a secarse los ojos. Yo nunca había visto tan alterado al abuelo. Después, mi padre y mi tía me contarían la historia de la difícil sobrevivencia en el largo camino de la deportación.

-APÁTRIDA… -continuó el abuelo-. Hasta ese punto quisieron denigrarnos, pero no pudieron borrar la memoria, el aroma de la tierra patria impregnado en nuestra sangre. Así que no te preocupes, mientras quede uno para contarlo y otro para oírlo, aquí estaremos.

-QUE NO TENÍAMOS PATRIA… lo que no teníamos era gobierno, no éramos un Estado, el Estado del que éramos súbditos quiso exterminarnos y no nos quedó otra alternativa que huir, pero vivimos y creamos en nuestra tierra, y aunque hoy la hayamos perdido, nos queda lo que vivimos y creamos en ella. Y eso, te pertenece… Le dice el abuelo a su nieto en el antiguo taller de zapatos.

El libro tiene 170 páginas, es en idioma castellano y contiene las palabras o nombres armenios con la transliteración tomando en cuenta la pronunciación del armenio oriental, que es el hablante en la República de Armenia, no en el armenio occidental que se habla en la diáspora.

El diseño del libro fue realizado por Adriné Kechichián, quien es Licenciada en Diseño Gráfico. En la tapa y en las ilustraciones utiliza las tradicionales letras armenias en forma de pájaro o trchnakir, “una forma tradicional de caligrafía armenia desarrollada en la época medieval. Es una fusión ornamentada de plantas combinadas con pájaros y criaturas ficticias, creando hermosas letras como una forma de arte típicamente representada en pasajes bíblicos y manuscritos iluminados cristianos”.

Y debo decir que el resultado de su trabajo es muy bueno. Quien mira las ilustraciones de los armenios efectivamente logra reproducir los rasgos característicos de los armenios en cuanto a las dimensiones antropométricas, nariz, cejas, ojos, etc. Una muy buena decisión, pues en vez de tomar fotografías o dibujas de otras fuentes, para este libro, fueron elaboradas por Adriné Kechichián.

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El primer capítulo está dedicado a “Los orígenes: Mitos y leyendas”.

La primera historia es “El monte sagrado”. Y comienza por donde debía comenzar. Por el monte sagrado, el Monte Ararat. El abuelo tiene en su taller un cuadro del Monte Ararat. No hay ningún armenio en el mundo que no tenga una pintura, o repujado en cobre o un souvenir del monte Ararat, el monte sagrado del que fuimos despojados, pues se encuentra del otro lado de la frontera en Turquía, y al que observamos todos los días desde cualquier lugar de la capital Ereván. Ararat, donde reposó el Arca de Noé cuando el diluvio universal. Ararat significa Armenia. Y como explica el autor, la raíz AR es una antigua denominación del sol, y aparece en palabras o nombres armenios como Armén (espíritu noble), Aram (hijo del sol), arev (sol), ararel (crear), sar (montaña) o parev (hola). Y Ereván fue diseñada mirando al Ararat.

 Otra de las historias está dedicada a Haik y Bel. La leyenda de Haik y Bel, que refiere a que después de la construcción de la torre de Babel, Haik no quiso someterse a la tiranía de Bel y marchó rumbo a Armenia, en busca de las tierras de su abuelo Torkóm, nieto de Noé. Bel lo persiguió con un ejército y Haik definió la batalla matando a Bel de un flechazo. Haik fue el epónimo de Armenia y por su nombre se llama hai a los armenios y Hayasdán a Armenia.

A lo largo del libro, Bodukián cita fragmentos de poesías de autores armenios como Baruir Sevag, que además han sido musicalizadas e interpretados en Armenia y en la diáspora. Aquí estamos ante un libro, pero varias de estas historias fueron contadas por el propio Hovhannés en los programas que hacía en la audición Radio Armenia y en la que difundía aquellos poemas interpretados por las mejores voces del canto armenio. “Libertad, eres como la sal”. “Sin libertad, la vida pierde su sabor, y esa falta de sabor es lo que al decir de Sevak se llama tiranía”. Historias como las de Haik son tomadas del historiador Movsés Jorenatzí. Así como Heródoto fue “el padre de la Historia”, Movsés Jorenatzí fue “el padre de la Historia armenia”. Discípulo de Mersob Mashdotz (el monje que inventó el alfabeto armenio en 405) por lo que vivió en el siglo V, aunque para otros vivió en el siglo VII o en el siglo IX; y para otros ni siquiera existió.

“La celebración de Navasard” es otro de los capítulos. Según la tradición, el calendario armenio comienza el día en que Haik vence a Bel, en el 2492 a.C., que se corresponde con el 11 de agosto o 1° de Navasart. (Según esta tradición, estaríamos en el año 4515) Cada uno de los capítulos aprovecha para referirse también a las tradiciones gastronómicas como el gatá y el herisé para el año nuevo. El gatá que es una especie de pan dulce, y el herisé que es una comida de olla que se prepara con mazamorra de trigo y carne. Estas historias, mitos y leyendas, junto a muchas otras, quizás son las menos conocidas por el abuelo Aram y por todos los abuelos Aram que hubo y hay en la colectividad armenia, anteriores a la adopción del cristianismo, con todo lo que ello representó para la nación armenia. En ese sentido, Hovhannés nos acerca en el primer capítulo “Los orígenes”, historias y leyendas menos conocidas para los armenios.

El segundo capítulo es “Cristianismo: Identidad nacional”. Con la adopción del cristianismo como religión oficial del Estado en el año 301, dice Bodukián, “éste pasó a formar parte fundamental en la identidad del armenio. El cristianismo nos dio nuestro sistema de creencias, nuestra ideología, nos dio la escritura y nos permitió preservar nuestro idioma, nuestra forma de sentir y pensar el mundo. Nos dio el coraje para luchar y mantener nuestra identidad”. Aquí cuenta la historia de cómo Surp Krikor, San Gregorio, en tiempo del rey Drtad, convirtió al cristianismo, y por eso hablamos de Surp Krikor Lusavorich, San Gregorio el Iluminador, pues dio luz a su pueblo. Aquí cuenta desde cómo el Estado armenio adoptó el cristianismo, quiénes lo difundieron, cuál es la sede del Catolicós o patriarca de la Iglesia armenia, Echmiadzín, construida en 303 por San Gregorio, el primer patriarca, siguiendo una visión divina en la que el mismo Unigénito descendió para indicar el lugar donde debía erigirse su catedral. Echmiadzín significa “descendió el Unigénito”.

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Otra historia de singular importancia es “La creación del alfabeto”. De cómo en los tiempos en los que el país estaba dividido entre persas y bizantinos y se perdía la integridad territorial, el secretario y traductor de la corte, con dominio del armenio, siríaco, griego, persa y georgiano, el monje Mersob Mashdotz, advirtió que en el Estado cristiano se conservaban las antiguas creencias y costumbres paganas, y que para llegarle al armenio, el cristianismo tenía que hablar en armenio, había que traducir la Biblia al armenio y para ello se precisaba un sistema de escritura propio. Mesrob recurrió al ejemplo bíblico. “Así como Moisés había recibido de Jehová la escritura y las leyes que reafirmaban el pacto de Dios con los hebreos, él recibió de Dios la escritura para establecer un nuevo pacto con el pueblo armenio”. Mesrob creó 36 letras. Dos fueron agregadas entre los siglos XI y XII, y en la época soviética se realizaron algunas modificaciones. Se escribe de izquierda a derecha, y se ordenan en cuatro columnas de nueve letras cada una, de arriba hacia abajo, pues permite utilizarlas como sistema numérico. La primera traducción al armenio fue la Biblia. Es entonces que en tiempos del rey Vramshabúh, Sahak Partev y Mersob Mashdotz, trabajan en enseñar, traducir y crear. Es aquí que Bodukián con gran razón dice que el siglo V no sólo puso las bases de la literatura y marcó el camino del futuro desarrollo, sino que configuró la identidad armenia, y que no fue casual que el siglo V fuera considerado el siglo de oro de la cultura armenia. Así se edificaron las bases de la Armenia espiritual.

Otra historia ineludible es la referida a la victoria del cristianismo y al héroe Vartán Mamigonián, acaso el único con apellido terminado en “ián” que se recuerda de esa época. Un héroe martirizado y santificado que no acepta cuestionamiento alguno, dice Bodukián. Cita a Yeznik Koghbatzí y a Yeghishé. El primero ideólogo de la victoria definitiva del cristianismo en Armenia, el creador de la base espiritual que resistió el embate del mazdeísmo; y Yeghishé, quien contó la guerra de Vartán y el pueblo armenio contra el ejército persa transformando el cristianismo en política nacional. (Precisamente, la traducción al español del libro Sobre la guerra de Vartán y los armenios, de Yeghishé, fue realizada por Hovhannés Bodukián). Muchos hemos escrito al respecto de la batalla de Avarair, de cómo la epopeya de Vartanants en el año 451 en donde el ejército armenio es derrotado por el persa en el campo de batalla, se transforma en un triunfo en el campo espiritual. Bodukián no oculta, como muchos historiadores armenios, sus dudas acerca de la veracidad de esta historia. “Yeghishé está lejos de la objetividad; es absolutamente, confesamente subjetivo, con la subjetividad propia de todo testigo que ha tomado parte”. Sin embargo, Yeghishé, testigo ocular de la batalla de Avarair y secretario de Vartán Mamigonián, a modo de testamento, redacta el triunfo de la libertad de conciencia.       

El tercer y último capítulo, se refiere a las “Tradiciones: la memoria popular”. Las fiestas de Pariguentán (que significa “la fiesta de la buena vida”), se celebra antes de la cuaresma de Pascua, celebra la llegada de la primavera. La fiesta de Dzaghkazard, una semana antes de Pascuas, que es el domingo de Ramos, que recuerda la entrada de Cristo en Jerusalén. Pero Bodukián cuenta cómo esta tradición formaba parte de antiguas tradiciones vinculadas a la adoración al agua. O Zadik, la celebración de la Pascua, la resurrección de Cristo, quien murió y resucitó para librarnos de la muerte con su propio sacrificio. La tradición de los huevos pintados de rojo que se rompen chocando unos con otros (havgitajagh, en armenio). El huevo es el mundo y la cáscara es el cielo, la piel fina las capas de aire, la clara el agua y la yema el mundo. El color rojo es la sangre derramada por Cristo en el mundo. La fiesta de hampartzúm (asención, en armenio), 40 días después de Pascuas, cuando Cristo se apareció a sus discípulos, estuvo con ellos 40 días y ascendió al cielo. En la noche de Hampartzúm, las muchachas le piden un marido a la Virgen María, o a la diosa Anahít, según la tradición pagana. Algunas tradiciones como conocer el destino de amor. Las jóvenes llenaban un jarrón con agua de siete fuentes diferentes, y las mezclaban con ramas de siete árboles y pétalos de siete flores distintas. Después debían poner anillos en el jarrón. Más adelante debían tomar el agua del jarro…. Otra fiesta es la de Vartavar, fiesta que se celebra catorce semanas después de la Pascua, y se celebra la transfiguración de Cristo, cuando Cristo recibe la luz del cielo y una voz lo llama “hijo”. En esta fecha también se mantiene la antigua tradición de tirarse agua, para que los dioses eviten las sequías. Vartavar es también la fiesta del amor y los templos se llenan de rosas. “Vart” significa rosa en armenio. La diosa tira el agua de rosas sobre los mortales para devolverles la capacidad de amar.

Y las últimas historias corresponden a las tradiciones matrimoniales, al rol de los padres en el armado del matrimonio. “En mi pueblo, cuando una familia tenía una hija en edad de casarse, colgaba en la puerta una escoba invertida”, cuenta el abuelo Aram a su nieto, un antiguo mito vinculado a la creación y a la fertilidad que, según el antiguo mito de la creación persa, el dios Zoroastro al crear al mundo tenía en sus manos una escoba. Los matrimonios eran arreglados o al menos con intención de arreglarlos. Los familiares del muchacho iban en comitiva a la casa de los padres de la muchacha y formalizaban el pedido. El “sí” no lo daban inmediatamente; enviaban un emisario (jnamajós) para hacer las averiguaciones sobre el novio y su familia, y las potencialidades económicas. Durante la visita se le encomendaba a la muchacha preparar un café para las visitas. Si el café era amargo, el pretendiente no era de su gusto; si el café era dulce, significaba que el novio era aceptado. Vendría entonces el josgap (unión de palabra; es el compromiso entre las familias), con la entrega de anillos y la bendición del cura. Luego vendrá el nshandúk, que es la socialización del evento. Más adelante vendría la boda, que antiguamente duraban siete días, que simboliza las siete etapas del ciclo vital.

El libro describe con gran detenimiento muchas de las tradiciones paganas que se mantuvieron en el tiempo, muchas de ellas adoptadas por el cristianismo.

Varios autores se citan a lo largo de la obra. Desde el padre de la Historia armenia Movsés Jorenatzí, Mesrob Mashdotz (quien inventó el alfabeto armenio, así como también alfabetos para Georgia y Alania, tradujo la Biblia al armenio en 434 y tuvo a su cargo la tarea de abrir escuelas), Sahak Partev (Catholicós Patriarca en 388 y descendiente de San Gregorio el Iluminador), Yeznik Koghbatzí (fundador del pensamiento filosófico nacional, autor del libro Refutación de las sectas, que es una crítica demoledora al paganismo y al zoroastrismo), Yeghishé (alumno menor de Sahak Partev y Mesrob Mashdotz, y secretario de Vartán Mamigonián) y Krikor Pahlavuní (más conocido como Krikor Magistrós, la única figura laica dentro de la literatura medieval reservada exclusivamente a los eclesiásticos, que vivió en el siglo XI. De los autores contemporáneos consultados por Hovhannés Bodukián se destacan Manúk Abeghián y su Historia de la literatura antigua armenia, y Krikor Krikorián, Las gestas populares armenias y el folklore.

Como escribe el antropólogo Eduardo Álvarez Petrosián en el prólogo, “que las expresiones culturales de este libro trasciendan los límites de procedencia para alcanzar nuevos horizontes y enriquecerse en las múltiples concesiones generadas”.

Una obra para recomendar, de gran didáctica para quienes quieren iniciarse en el estudio de las tradiciones, leyendas y costumbres de un pueblo, en este caso, el pueblo armenio, varias veces milenario.

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