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Diáspora - Bariloche
Los armenios expusieron su dolor y pidieron por la paz en el Centro Cívico
29 de Octubre de 2020

Por: Christian Masello / Fotos: Facundo Pardo para "El cordillerano".- 

Una disputa geopolítica llegó a Bariloche. Representantes de la comunidad armenia se reunieron en el Centro Cívico para expresar su preocupación y dar a conocer a la comunidad la situación de la república de Artsaj, un territorio del Cáucaso que vuelve a exponer a ese pueblo a la barbarie.

“Cuando el Imperio Otomano cometió el genocidio contra los armenios, se aprovechó de que el mundo estaba distraído con la Primera Guerra Mundial. Ahora, la distracción es el COVID; y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, tiene la determinación de culminar lo que comenzaron sus ancestros: eliminarnos de la faz de la Tierra”, sostuvo Silvia Chalukian, de sangre armenia.

La zona en conflicto se denomina Nagorno Karabaj.

Nagorno, en ruso, significa “alto”; kara, en turco, “negro”; y bakh, en persa, “jardín”.

Igualmente, para los armenios, es la república de Artsaj.

La disputa viene de larga data.

Desde la disolución de la Unión Soviética, ese lugar ha sido fuente de conflicto.

Hasta 1994 se disputó una guerra, y si bien, en ese año, se había declarado el cese del fuego, los combates, aunque aislados, continuaban, pero no con la crudeza con que se vieron desde el último 27 de septiembre.

Azerbaiyán, con apoyo turco, pretende reunificar el territorio, y Artsaj, mantener su autonomía.

Se habla armenio, el dinero que circula es armenio, la cultura del lugar es armenia. Prácticamente es una parte más de Armenia.

Incluso la bandera es la de Armenia, aunque con una marca escalonada en blanco en uno de los costados, que simboliza justamente la separación del lugar que reconocen como propio, y la necesidad de unirse a él.

“Hace mucho tiempo que el llamado de paz y cese del fuego está siendo violado por Azerbaiyán y Turquía”, remarcó Chalukian.

La mujer consideró que “no se le debe atribuir al conflicto un motivo religioso, porque, más allá de que los armenios sean cristianos, y los atacantes, de credo musulmán, quien profesa una religión no puede matar a sus hermanos humanos solo porque creen en algo diferente”.

Apuntó también que “no hay petróleo; no es un área que tenga grandes riquezas, como para que sea un territorio en disputa. El interés es sacar a los armenios, que conforman el noventa y ocho por ciento de la población”.

“Se trata de una cuestión de genocidio étnico”, sostuvo.

En ese sentido, habló de “un odio ancestral por parte de los turcos”, a lo que se agrega, según Chalukian, “el deseo de dominar toda la región del Cáucaso”.

También mencionó cuestiones de política internacional que hacen sentir a la región como “el queso del sándwich”, ya que países como “Estados Unidos, Israel, Turquía y Siria, por un lado, y Rusia e Irán, por otro”, parecen jugar disputas particulares en ese punto del mapa, “una zona de paso entre Asia y Europa”.

Pero, mientras las muertes, en ese sitio del globo, se suman, la mujer resaltó que “se observa algo terriblemente triste: los gobiernos del mundo están callados”.

Aida Costanduly es descendiente de griegos, pero se arrimó al Centro Cívico para apoyar la causa armenia.

Mientras desplegaba una bandera de Grecia, país en el que estuvo varias veces, relató: “A mis abuelos los mataron los turcos. Mis padres se salvaron y vinieron a la Argentina. Los armenios son nuestros hermanos; hablamos parecido, y las costumbres son similares. Lo que hace Turquía es cruel”.

En la plaza, durante un breve acto, se leyó un documento y se culminó con el rezo del Padre Nuestro en armenio.

El intendente Gustavo Gennuso también se acercó para acompañar a los presentes. Cabe resaltar que, en Bariloche, viven aproximadamente veinte familias descendientes de armenios.

El final fue con una entrega de claveles blancos, como símbolo de la necesidad de paz (más allá de que un armenio que había participado en la guerra que se llevó a cabo en la década del noventa, entre lágrimas, señaló: “Ellos no quisieron la paz; no lloren por los muertos, recen por los que están combatiendo”).

Mientras tanto, el músico Alejandro Avedissian interpretó una melodía armenia destinada a calmar el dolor.

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