El alcalde de Giumri, Vartan Ghukasian, envió el siguiente mensaje desde el centro de detención del Servicio de Seguridad Nacional de Armenia, con motivo del día de conmemoración de las víctimas del terremoto del 7 de diciembre de 1988:
Queridos compatriotas:
El 7 de diciembre es un día de luto y tragedia, un día para honrar la memoria de nuestras víctimas inocentes.
Hace 37 años, en esta misma fecha, el norte de Armenia fue sacudido por un devastador terremoto. La gran ciudad industrial de Giumri quedó reducida a ruinas en cuestión de segundos. La tierra madre acogió en su seno a miles de nuestros habitantes; otros miles quedaron discapacitados, perdieron sus hogares y sus lugares de trabajo.
Aunque toda una vida ha pasado desde aquel día trágico, nuestro dolor sigue vivo, nuestra herida sigue abierta hasta hoy.
Cuando ustedes me confiaron por primera vez el cargo de alcalde de Giumri, su mensaje fue claro: reconstruir la ciudad devastada con esfuerzo máximo, voluntad inquebrantable y trabajo diario.
Mi labor durante estos años está ante ustedes: construcción de caminos, viviendas, distribución transparente de viviendas, y la lucha por presentar al Gobierno de Armenia el número real de personas sin hogar. Durante mi gestión se construyeron aproximadamente 17.000 apartamentos y la ciudad se liberó de cerca de 40.000 refugios temporales.
Desde la devastación hasta el renacimiento, hemos estado juntos. Su voluntad se unió a la mía.
Hoy, sin embargo, Giumri vuelve a ser ignorada: en los ocho años de gobierno de las autoridades actuales no se ha construido ni un solo apartamento en la ciudad.
Hace un año, en este mismo día —el 7 de diciembre—, el Katolikós de Todos los Armenios reconsagró una de las joyas espirituales de nuestra Santa Iglesia Apostólica Armenia: la iglesia “Amenaprkich” (Salvador).
Tanto “Amenaprkich” como “Surp Nshan” (Santa Señal) fueron restauradas por mí, según las palabras de la Sagrada Escritura, “no con lo que sobra, sino con lo último”.
"Amenaprkich" es un monumento espiritual excepcional, símbolo de nuestros sacrificios, de nuestra fe cristiana y apostólica, de nuestra esperanza permanente y nuestro amor ilimitado.
Mi convicción siempre fue clara: “Hasta que Amenaprkich no sea restaurada, Giumri no podrá restaurarse”.
Aunque quedan muchas tareas pendientes, esa convicción se ha hecho realidad.
Es precisamente por esto que fui nominado nuevamente para el cargo de alcalde, recibiendo una vez más la confianza de ustedes y del consejo municipal de Giumri.
Hoy me dirijo a ustedes desde una celda del Servicio de Seguridad Nacional de Armenia, consecuencia de una persecución política planificada contra mí y mi familia.
La acusación que se me presenta —haber hecho declaraciones contra la soberanía de Armenia— no solo es infundada, sino ridícula.
Ustedes conocen mi actividad, mi amor profundo y mi devoción absoluta hacia nuestra patria.
Hoy, quien ocupa el cargo de primer ministro de Armenia visitará la iglesia “Surp Iot Verk” (Siete Heridas) de Giumri.
Durante los años de ateísmo, solo dos iglesias mantuvieron sus campanas sonando: el Templo Madre y Iot Verk.
Maldito sea quien organice una liturgia falsa en esa iglesia sagrada, símbolo de las siete heridas (dolores) de la Madre del Señor.
Sé que la ira de Dios se revela contra quienes oprimen la verdad con injusticia.
Nuestra iglesia “Iot Verk” no perdonará a quien abra la octava herida de la Madre del Señor.
Recuerdo también que en 1918, cuando el general turco Mehmed Vehib Pasha quiso demoler la iglesia “Iot Verk”, tuvo una visión en la que la Madre de Dios lo amenazó con dejarlo ciego.
Al recobrar la consciencia, gritó “Mayramana” —“Madre de Dios”—, y luego se inclinó ante su imagen, protegiendo la iglesia con sus propias tropas.
Al perseguidor que hoy actúa por encargo del enemigo quiero recordarle el destino del rey Arshak, exiliado a la fortaleza de Anush.
A quien me mantiene injustamente en prisión —a mí y a otros inocentes— le digo:
Comenzaste tu camino en Giumri, pero “Surp Iot Verk”, “Surp Nshan” y “Amenaprkich” darán testimonio del castigo que merecen tus acciones.
Yo, y muchos otros, rezaremos por el perdón de tus numerosos pecados.
Queridos compatriotas:
En este día de conmemoración les deseo perseverancia, fortaleza y unidad para enfrentar a los enemigos internos y externos.
No teman a nada ni a nadie.
Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá levantarse contra nosotros?
Con respeto,
Su alcalde, Vartan Ghukasian