Durante la presentación del proyecto de Presupuesto Estatal 2026 ante la Asamblea Nacional, el primer ministro Nikol Pashinian abordó una amplia gama de temas que abarcaron desde políticas sociales y económicas hasta el proceso de paz con Azerbaiyán. Su intervención, extensa y cargada de mensajes políticos, estuvo marcada por una idea central: la necesidad de redefinir el rol de la población mayor en la vida económica y social del país.
Pashinian cuestionó la percepción extendida en Armenia de que los 63 años representan la edad de retiro y pasividad. Propuso, por el contrario, que el país adopte una nueva visión donde la experiencia acumulada se convierta en motor de actividad económica.
“63 años es la mejor edad para iniciar una pequeña o mediana empresa, porque nadie posee mayor conocimiento de la vida y del trabajo”, afirmó.
El mandatario adelantó que ya ha instruido al Gobierno para la creación de programas económicos específicos destinados a personas de 63 años o más. Según él, el objetivo es garantizar a los adultos mayores “una vida plena e independiente”, promoviendo su participación laboral y combatiendo la inactividad económica que —según señaló— puede afectar tanto al individuo como a su entorno familiar.
Destacó además la iniciativa del Comité de Catastro sobre el “hipotético inverso”, al que calificó de herramienta importante para el bienestar económico de los mayores.
Pashinian expresó satisfacción con el trabajo conjunto entre el Ejecutivo y la mayoría parlamentaria, subrayando que los logros políticos y económicos de los últimos años no habrían sido posibles sin ese respaldo.
Aseguró que lo más relevante no son solamente los indicadores económicos, sino que Armenia “ha salido del callejón geopolítico” en el que se encontraba:
“Hemos liberado a Armenia de una trampa. Hoy, en todas las direcciones, se ha abierto una perspectiva.”
El primer ministro reiteró que entre Armenia y Azerbaiyán “ya se ha establecido la paz” y señaló que el desafío ahora es “cuidarla, fortalecerla y hacerla institucional”.
Criticó a la oposición por insistir en que se publique el “paquete de negociación”, argumentando que el documento de 2019 —que recientemente fue divulgado— ya pertenecía a la etapa anterior a su llegada al poder. Recordó que en ese texto aparece la mención “Presidente de Armenia”, cargo que él nunca ocupó, como evidencia de su origen previo a 2018.
Pashinian reiteró que, según los mediadores internacionales, la posibilidad de que Karabaj no quedara bajo jurisdicción de Azerbaiyán “dependía únicamente de que Azerbaiyán aceptara”, lo cual, dijo, desmonta los relatos que acusan a su gobierno de “traición”.
El primer ministro destacó con cifras que Armenia continúa atravesando un periodo de crecimiento económico estable.
810.074 empleos registrados en octubre de 2025, la cifra más alta desde la independencia.
223.895 nuevos empleos respecto a 2018, un aumento del 38 %.
Salario promedio de 313.000 drams, un incremento del 76 % frente a 2018.
Ingresos por impuesto sobre la renta casi duplicados en comparación con octubre de 2018.
384.000 millones de drams reembolsados a la población por el programa de devolución de impuesto a la renta para hipotecas.
Aumento del 64 % en transacciones inmobiliarias y 1104 % de crecimiento en el mercado primario en regiones.
Pashinian insistió en que estos resultados reflejan un aumento real en el nivel de vida y una distribución más equitativa de los ingresos, respaldada por mejoras recientes en el coeficiente de Gini.
También señaló que los ingresos fiscales previstos para 2025 superarán en 1,542 billones de drams los ingresos del presupuesto de 2017, lo que califica como un logro sin precedentes.
Sobre el crecimiento de la deuda estatal desde 2018, Pashinian afirmó que este incremento se explica casi exclusivamente por inversiones en defensa —4.400 millones de dólares en capital— y por gastos inesperados vinculados a los refugiados de Karabaj y a procesos relacionados con la crisis en la región.
“No existe ninguna otra historia debajo de esto”, enfatizó.
Finalmente, el primer ministro reiteró su confianza en que Armenia se encuentra encaminada en una trayectoria de desarrollo y estabilidad:
“Hoy soy más optimista respecto al horizonte de paz que incluso en agosto de 2025.”