El diputado del partido gobernante de Azerbaiyán, Hikmet Babaoğlu, volvió a expresar declaraciones que reflejan una visión abiertamente revisionista y expansionista respecto a Armenia.
“El hecho de que el Estado se llame Armenia no cambia que ese territorio nos pertenece. Armenia es mi patria. Nací allí, crecí allí, me eduqué allí y allí está mi hogar. Tengo recuerdos en cada rincón del distrito de Amasia. Quiero volver a tocar físicamente esos recuerdos y ver de nuevo los grandes representantes de la cultura material que heredamos de nuestros antepasados”, afirmó Babaoğlu.
El parlamentario agregó que le gustaría visitar Armenia, pero advirtió que, según las directrices del presidente de Azerbaiyán, “aunque se puedan establecer relaciones económicas y comerciales, nunca se deben olvidar los crímenes cometidos por los armenios contra el pueblo azerbaiyano”.
Estas declaraciones se suman a otras pronunciadas por el mismo legislador hace apenas un mes, cuando afirmó que “cada azerbaiyano debe pensar que cada armenio es un potencial terrorista y mantenerse alerta”.
Las palabras de Babaoğlu reavivan el discurso de negación y apropiación histórica que ha caracterizado la narrativa oficial de Bakú, evidenciando una peligrosa tendencia a justificar ambiciones territoriales bajo el disfraz de memoria personal y cultural.