Ereván, 22 de octubre de 2025. El presidente de la Asamblea Nacional de Armenia, Alen Simonian, desató una nueva polémica entre el Gobierno y la Iglesia Apostólica Armenia al declarar que la Santa Sede de Etchmiadzin, centro espiritual y administrativo de la Iglesia nacional, “es una estructura ilegal”.
Las declaraciones de Simonian ocurrieron durante un encuentro con periodistas, cuando fue consultado sobre la reciente decisión del Santo Sínodo de la Iglesia Apostólica Armenia de reducir al estado laical al sacerdote Aram Asatrian, acusado de violar las normas eclesiásticas y desacatar a las autoridades religiosas.
“¿Quién es el Katolikós? No conozco a esa persona. Este hombre ha violado su voto”, expresó Simonian, en alusión al Katolikós Karekin II, máxima autoridad de la Iglesia. Añadió: “Esto es una estructura ilegal. Ktrich Nersisian (refiriéndose a Karekin II) debe entender que, como él mismo dice, ‘se están acercando a nuestras casas’, y no debe llevar las cosas al extremo. Él se irá de todas formas”.
El comentario marca un punto álgido en la tensión entre las instituciones del Estado y la Iglesia, en medio de un deterioro de las relaciones iniciado tras la derrota militar de Armenia en Nagorno Karabaj y las crecientes críticas eclesiásticas a las reformas impulsadas por el Gobierno del primer ministro Nikol Pashinian.
Simonian también informó que no asistirá a la liturgia prevista en el monasterio de Hovhannavank, ceremonia en la que participará el propio primer ministro y que será oficiada por el sacerdote Aram Asatrian, pese a su reciente expulsión del sacerdocio.
Según el comunicado oficial de la Santa Sede de Etchmiadzin, el padre Aram Asatrian fue apartado del sacerdocio por decisión del Comité Disciplinario de la Iglesia, tras constatar “conductas incompatibles con el voto sacerdotal”, entre ellas declaraciones públicas que “desacreditan la misión de la Iglesia”, su negativa a comparecer ante las autoridades eclesiásticas y la omisión de conmemorar durante la liturgia los nombres del Katolikós y del primado diocesano.
La resolución indica que, debido a estos actos, Asatrian “se situó fuera de la comunión de la Iglesia Apostólica Armenia”, lo que lo priva de ejercer cualquier función litúrgica.
La Iglesia respondió duramente a las declaraciones del presidente del Parlamento. En un comunicado, la Oficina del Katolikosado acusó a las autoridades estatales de “emprender una campaña sistemática contra la fe y las tradiciones nacionales de Armenia”, y denunció que “todo el sistema judicial y de aplicación de la ley está siendo utilizado para ejecutar instrucciones ilegales de carácter antieclesiástico”.
Varios parlamentarios oficialistas, entre ellos el vicepresidente del Parlamento Ruben Rubinian, también criticaron al Katolikós Karekin II, llegando incluso a exigir su dimisión. Rubinian calificó la decisión de expulsar al sacerdote Asatrian como “una persecución política dentro de la Iglesia”.
La Iglesia Apostólica Armenia, una de las instituciones cristianas más antiguas del mundo —fundada en el siglo IV—, ha tenido históricamente un papel central en la identidad nacional y cultural del país. Su sede, la Santa Sede de Etchmiadzin, es considerada no solo un centro religioso, sino también un símbolo de continuidad histórica.
Los analistas advierten que el enfrentamiento entre el Gobierno y el Katolikosado podría derivar en una crisis institucional de gran magnitud, afectando tanto el equilibrio entre el poder civil y el religioso como la cohesión social en un momento de especial sensibilidad nacional.
Sectores de la sociedad armenia expresan preocupación por el tono de las declaraciones del presidente del Parlamento, consideradas por algunos como un ataque directo a la Iglesia nacional.
El conflicto, que mezcla religión, política y poder, promete intensificarse en los próximos días, con reacciones de líderes religiosos y cívicos del país.