Durante la cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) celebrada el viernes en Dushanbé, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, mantuvieron una conversación que, según el secretario general de la organización, Sergei Lebedev, fue “muy cálida” y orientada a consolidar la paz regional.
Lebedev precisó que los mandatarios no abordaron temas conflictivos, sino que intercambiaron opiniones “sobre los pasos concretos para fortalecer la paz y la seguridad en el sur del Cáucaso”.
“Ustedes mismos pudieron verlo: el primer ministro armenio y el presidente azerbaiyano tuvieron una conversación cordial, centrada en cómo seguir avanzando en el proceso de normalización”, declaró Lebedev a la prensa.
El funcionario también subrayó que otros jefes de Estado de la CEI protagonizaron “encuentros significativos con propuestas y proyectos específicos”, reflejando un clima de cooperación regional poco habitual en los últimos años.
En su intervención ante la cumbre, Pashinian reiteró que “la paz se ha establecido entre Armenia y Azerbaiyán tras un largo conflicto” y destacó que la Declaración de Alma-Ata de 1991, documento fundacional de la CEI, “sigue siendo la base simbólica y jurídica” del proceso de delimitación de fronteras y del respeto a la integridad territorial de los Estados miembros.
El 8 de agosto de 2025, Armenia y Azerbaiyán rubricaron en Washington el texto preliminar de un acuerdo de paz que contempla el reconocimiento mutuo de fronteras y la apertura de corredores de comunicación. Este avance fue fruto de meses de mediación internacional y de contactos técnicos bilaterales iniciados a principios de año.
El acuerdo también se inscribe en el marco del Proyecto TRIPP (Trump Route for International Peace and Prosperity), impulsado por Estados Unidos, que busca habilitar una red de transporte regional conectando el Cáucaso con Europa y Asia Central a través del llamado corredor de Syunik —nombre con el que Armenia designa la ruta conocida en Azerbaiyán como corredor de Zangezur.
A pesar del tono positivo de los encuentros, aún persisten cuestiones sensibles: la delimitación definitiva de fronteras, la seguridad de las comunidades desplazadas y el estatuto jurídico de los corredores comerciales. No obstante, la cordialidad mostrada en Dushanbé se interpreta como una señal política de continuidad en la vía diplomática.