El pasado sábado, Gyumri, la segunda ciudad de Armenia, celebró su aniversario fundacional, una fecha que reúne cada año a miles de vecinos con conciertos, exposiciones y eventos públicos. Sin embargo, esta edición del Día de Gyumri estuvo marcada por una ausencia notoria: el primer ministro Nikol Pashinian no envió su tradicional mensaje de felicitación.
Según se informó, la organización de las actividades tuvo este año una importante participación del grupo filantrópico “Tashir” y del movimiento “Mer Tzevov” (“A nuestra manera”), ambos de perfil opositor y abiertamente críticos del gobierno. En este contexto, un saludo oficial podía interpretarse como un gesto de respaldo hacia sectores enfrentados al poder, por lo que el silencio del primer ministro parece haber sido una decisión calculada para marcar distancia política y evitar legitimar a los organizadores.
Históricamente, Gyumri ha mantenido una identidad política independiente y una tendencia opositora, incluso en momentos de amplio apoyo nacional al oficialismo. El gesto de Pashinian puede leerse, por tanto, también como una advertencia simbólica a la ciudad: una señal de descontento hacia sus inclinaciones políticas y hacia la falta de respaldo al gobierno central.
Más allá del episodio puntual, la omisión del saludo deja al descubierto la profunda polarización que atraviesa hoy Armenia, donde incluso las conmemoraciones cívicas —que deberían unir a la sociedad— se convierten en escenario de disputa política.
En definitiva, el silencio de Pashinian no fue una casualidad, sino un mensaje político dirigido tanto a sus opositores como a aquellas comunidades que el gobierno ya no considera parte de su base de apoyo.
Fuente: Yerevan.today