Ereván, 21 de septiembre de 2025
Mensaje íntegro del primer ministro Pashinian en el Día de la Independencia de Armenia. (traducido por Sardarabad)
"Querido pueblo, queridos ciudadanos de la República de Armenia,
Hoy celebramos el 34º aniversario de la independencia de la República de Armenia.
El 21 de septiembre de 1991, en un referéndum histórico, se planteó la siguiente pregunta: “¿Está usted de acuerdo en que la República de Armenia sea un Estado independiente y democrático, fuera de la Unión Soviética?”. El 94% de los votantes respondió “sí”, dando así nacimiento a la Tercera República de Armenia.
¿Qué soñaban aquellos ciudadanos que participaron en el referéndum y dijeron “sí” a la independencia? No existe una estadística que lo registre, pero con toda certeza, los guiaba un impulso natural: construir una nación libre, pacífica, próspera y feliz.
Lamentablemente, la vida de la Tercera República no fue como se soñó. El bloqueo, la guerra, la caída económica y la emigración masiva impidieron que aquel sueño se hiciera realidad. Pero incluso en los días más difíciles y trágicos que vivió la Tercera República, ese sueño —aunque a veces debilitado— nunca se apagó en los ojos, en la mente ni en el alma de nuestro pueblo.
El 8 de agosto de 2025, con la firma de un acuerdo de paz, ese sueño volvió a llenar de esperanza a la República de Armenia. Ahora, es nuestro deber primero protegerlo con cariño, y luego convertirlo en realidad.
Tras décadas de sufrimientos y sacrificios, hemos llegado a este punto crucial. Y esto es precisamente lo que representa la agenda de la Cuarta República: la oportunidad de cumplir por fin aquel sueño, sin volver a dejarlo escapar.
Una Armenia independiente, soberana, democrática, pacífica, protegida, desarrollada, libre y feliz —como un recién nacido— esperan ahora nuestros cuidados. Y todos nosotros, querido pueblo, queridos ciudadanos de la República de Armenia, debemos asumir la paternidad y maternidad de esta nueva patria. Debemos ser padres y madres de nosotros mismos, comprendiendo que, en el primer cuarto del siglo XXI, el timón de nuestro destino está verdaderamente en nuestras manos y jamás debemos soltarlo otra vez.
Querido pueblo, queridos ciudadanos de la República de Armenia:
¡Les felicito a todos con motivo del Día de la Independencia de la República de Armenia!
¡Gloria a los mártires! ¡Larga vida a la República de Armenia!
Nota del editor:
La proclamación simbólica de una “Cuarta República” por parte del Primer Ministro Nikol Pashinian —vinculada a la firma del acuerdo de paz del 8 de agosto de 2025— suena más como un ejercicio retórico que como un cambio institucional real. ¿Qué reformas constitucionales, qué transformaciones estructurales, qué nuevos pactos sociales sustentan este ambicioso título? Por ahora, ninguno.
Llamar “Cuarta República” a una etapa que aún carece de definiciones concretas puede ser una estrategia para reforzar narrativas de ruptura histórica, pero también corre el riesgo de vaciar de contenido un concepto tan trascendental como el de “república”. ¿Acaso basta con un discurso y un tratado de paz para fundar una nueva república? ¿O se requiere, más bien, un proceso constituyente, un consenso nacional y una redefinición profunda del contrato social?
El llamado a “ser padres y madres” de esta nueva Armenia apela emotivamente a la unidad, pero también elude preguntas incómodas: ¿Quién define los valores de esta Cuarta República? ¿Quién la construye? ¿Y quién queda excluido de su relato?
Celebrar el sueño de 1991 es legítimo. Pero convertir cada hito político en el “nacimiento” de una nueva república puede terminar banalizando la historia y postergando las reformas reales que el país aún necesita.