Hoy, en la Casa Blanca, durante nuestra reunión trilateral con el presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, y el presidente de la República de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, firmamos junto al presidente de la República de Azerbaiyán y el primer ministro de la República de Armenia la Declaración conjunta sobre los resultados de la reunión celebrada en Washington, capital de los Estados Unidos de América.
El texto de la Declaración es el siguiente:
“Nosotros, el presidente de la República de Azerbaiyán y el primer ministro de la República de Armenia, reunidos el 8 de agosto de 2025 en Washington, capital de los Estados Unidos de América, declaramos lo siguiente:
Junto al presidente de los Estados Unidos de América, Donald J. Trump, fuimos testigos de la firma previa por parte de los ministros de Asuntos Exteriores de las Partes del texto consensuado del Acuerdo sobre el establecimiento de la paz y las relaciones interestatales entre la República de Azerbaiyán y la República de Armenia. En este sentido, reconocimos la necesidad de proseguir las acciones para llegar a la firma y ratificación final del Acuerdo, y subrayamos la importancia de mantener y reforzar la paz entre nuestros dos países.
También fuimos testigos de la firma, por parte de los ministros de Asuntos Exteriores de la República de Armenia y la República de Azerbaiyán, de una solicitud conjunta dirigida a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre la disolución del proceso de Minsk de la OSCE y sus estructuras asociadas. Hacemos un llamamiento a todos los Estados participantes de la OSCE para que acepten esta decisión.
Reafirmamos la importancia de abrir las comunicaciones entre los dos países para el transporte interno, bilateral e internacional, basadas en el respeto a la soberanía, la integridad territorial y la jurisdicción de los Estados, con el objetivo de fomentar la paz, la estabilidad y la prosperidad en la región y sus alrededores. Estos esfuerzos incluirán la comunicación sin obstáculos entre la parte principal de la República de Azerbaiyán y la República Autónoma de Najicheván a través del territorio de la República de Armenia, con beneficios recíprocos para la comunicación internacional e interna de la República de Armenia.
La República de Armenia trabajará con los Estados Unidos de América y, de forma recíprocamente acordada, con terceros, para definir el marco de implementación en el territorio de la República de Armenia del proyecto de comunicación “Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacional” (Trump Route for International Peace and Prosperity, TRIPP). Confirmamos nuestra determinación de tomar todas las medidas de buena fe para alcanzar este objetivo lo antes posible.
Aceptamos la necesidad de trazar un camino hacia un futuro brillante, no condicionado por el conflicto del pasado, en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración de Alma-Ata de 1991. Después de un conflicto que causó sufrimientos humanos indescriptibles, se han creado por fin las condiciones para que nuestros pueblos inicien relaciones de buena vecindad, basadas en los principios de la inviolabilidad de las fronteras internacionales y la inadmisibilidad del uso de la fuerza para adquirir territorios. Esta realidad, que no está y nunca debe estar sujeta a revisión, allana el camino para cerrar la página de la enemistad entre nuestros dos pueblos. Rechazamos y excluimos categóricamente cualquier intento de venganza en el presente y en el futuro.
Expresamos nuestra convicción de que esta cumbre constituye una base sólida para el respeto mutuo y la promoción de la paz en la región.
Expresamos nuestro profundo agradecimiento al presidente de los Estados Unidos de América, Donald J. Trump, por acoger esta importante cumbre y por la cálida recepción ofrecida, así como por su significativa contribución al proceso de normalización de las relaciones bilaterales entre la República de Azerbaiyán y la República de Armenia.
La presente Declaración ha sido firmada el 8 de agosto de 2025 en Washington, capital de los Estados Unidos de América”.
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Comentario de la Redacción:
La Declaración firmada en Washington el 8 de agosto de 2025 marca, sin duda, un momento histórico en las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán. Por primera vez, las máximas autoridades de ambos países, en presencia del presidente de Estados Unidos, se comprometen públicamente a un marco de paz y cooperación regional.
Sin embargo, más allá de las palabras cuidadosamente redactadas, surgen preguntas inevitables: ¿Qué garantías reales ofrece este documento para la seguridad y la soberanía de Armenia? ¿Cómo se asegurará que la apertura de comunicaciones y el llamado “Trump Route for International Peace and Prosperity” no se conviertan en un instrumento de presión geopolítica sobre nuestro país?
La Declaración omite, y no podemos dejar de señalarlo, cualquier referencia explícita a los armenios detenidos en Bakú tras la guerra de 2020 y los incidentes posteriores. El primer ministro Pashinian ha reiterado, en conferencias de prensa, que este tema se plantea en cada instancia de negociación. Sin embargo, el hecho de que no figure en el texto firmado confirma que la liberación de nuestros compatriotas sigue siendo una deuda pendiente y un dolor abierto para el pueblo armenio.
Tampoco se menciona el derecho de retorno de la población armenia desplazada de Artsaj, que desde 2023 vive en el exilio forzado, despojada de su tierra, su patrimonio y su identidad comunitaria. Ignorar esta cuestión es cerrar los ojos a una de las tragedias humanas más profundas de nuestra historia reciente y dejar sin respuesta el reclamo legítimo de decenas de miles de familias.
Sardarabad, saluda toda iniciativa sincera hacia la paz, pero recordamos que la paz verdadera no se firma en papel, sino que se construye sobre justicia, memoria y respeto mutuo. Mientras no se resuelva la situación de los prisioneros armenios, no se garantice el derecho de retorno de los desplazados de Artsaj y no se disipen las amenazas a la integridad territorial de Armenia, seguiremos mirando estas declaraciones con cautela y con el sentido crítico que nos dicta nuestra responsabilidad histórica.