Mi mensaje se ha debatido mucho en estos días, pero lamentablemente se han dado diversas interpretaciones que no se corresponden con la realidad. Creo que me he expresado muy claramente: crearemos una fuerza política fundamentalmente nueva.
Siento un gran respeto por las fuerzas y figuras políticas que han librado una lucha real contra las políticas antinacionales del gobierno de Nikol Pashinian. Pero tenemos nuestra propia visión de construir un buen futuro para Armenia. Y seguiremos nuestro propio camino, con nuestro nuevo equipo, sin excluir la cooperación política interna de personas afines. Intentaremos unir a nuestro pueblo en torno a objetivos justos y ambiciosos. Rechazaremos las divisiones entre blanco y negro, y otras divisiones artificiales.
Incluso en varios círculos de la administración actual, hay verdaderos profesionales que no comparten los valores del pequeño grupo, pero todavía no ven lo que ellos considerarían una salida a la situación actual.
Ha comenzado la formación de nuestro equipo político.
Hagámoslo a nuestra manera.
La declaración de Karapetian se produce en medio de un sonado impasse legal y político. El 18 de junio, fue arrestado acusado de instar públicamente al derrocamiento del gobierno, un día después de expresar su apoyo a la Iglesia Apostólica Armenia y a su líder, el Katolikós Karekin II, quien ha sido objeto de crecientes críticas por parte del primer ministro Pashinian. Los aliados de Karapetian afirman que el arresto tuvo motivaciones políticas y se produjo tras su abierta defensa de la Iglesia, a la que, según se cree, el primer ministro desea destituir de su liderazgo.
El 4 de julio, el Tribunal de Apelaciones de Armenia confirmó la decisión de un tribunal inferior de mantener al empresario en prisión preventiva durante dos meses.
Karapetian, uno de los empresarios armenios más poderosos de Rusia, es el fundador del Grupo Tashir, con sede en Rusia, un conglomerado con importantes participaciones en los sectores de la construcción, la energía, el comercio minorista y el sector inmobiliario. Las autoridades armenias consideran desde hace tiempo que Karapetian está alineado con los intereses rusos, y miembros del partido gobernante han insinuado públicamente que Moscú podría estar respaldando sus actividades políticas, aunque no se han presentado pruebas.
A través de una filial offshore registrada en Chipre, Karapetian controla la Red Eléctrica de Armenia (ENA), la única empresa de distribución eléctrica del país. El gobierno aprobó recientemente una ley que allana el camino para la nacionalización de ENA, una medida considerada como una represalia. Sus otros activos, incluida la cadena de restaurantes Tashir Pizza en Armenia, también se han visto sometidos a un mayor escrutinio por parte de las autoridades fiscales y policiales.
Las autoridades han registrado las oficinas de sus empresas en Ereván, alegando posibles infracciones tributarias y de blanqueo de capitales.
El equipo legal de Karapetian ha indicado que podría recurrir a un arbitraje internacional en el caso ENA, alegando las protecciones que ofrece el tratado de inversión entre Armenia y Chipre.