A fines de mayo de 1918, en las áridas llanuras cercanas a la ciudad de Sardarabad, en el actual territorio de Armenia, se libró una batalla que marcaría un antes y un después en la historia de ese país. Enfrentando una amenaza existencial por parte del Imperio Otomano, el pueblo armenio logró una victoria inesperada que impidió su desaparición total del mapa.
La Batalla de Sardarabad comenzó el 21 de mayo y se extendió hasta el 29 de ese mismo mes.
El Imperio Otomano, aprovechando el colapso del Imperio Ruso tras la Revolución Bolchevique, avanzaba sin resistencia significativa hacia Ereván, capital histórica de Armenia.
El objetivo era claro: ocupar el territorio restante y culminar lo que muchos historiadores consideran la etapa final del genocidio armenio iniciado en 1915.
Sin embargo, lo que encontraron fue una resistencia inesperada.
El general Tovmas Nazarbekian fue elegido comandante en jefe, con base en el frente de Gharakilisé. Los frentes de Bash Aparán y Sardarabad fueron confiados al general Movsés Silikian, quien había apostado a Drastamat Kanaian en Bash Aparán y a Daniel Bek Pirumian en Sardarabad.
Bajo el mando del general Movsés Silikián, y con la participación activa del clero, los campesinos, los soldados retirados y voluntarios de todas las edades, las fuerzas armenias lograron frenar el avance enemigo. No se trató únicamente de una batalla militar, sino de una movilización popular sin precedentes.
Según testigos de la época, incluso mujeres y niños colaboraron con tareas logísticas y médicas.
La victoria en Sardarabad fue decisiva.
La batalla culminó con una victoria decisiva para los armenios, que lograron detener el avance otomano y salvar lo que quedaba del pueblo armenio dentro de su patria histórica.
Pocos días después, el 28 de mayo de 1918,se logró proclamar la Primera República de Armenia, independiente por primera vez en siglos.
Hoy, más de un siglo después, Sardarabad sigue siendo un símbolo de supervivencia y unidad nacional.
En las afueras de Ereván, un majestuoso monumento recuerda a los héroes anónimos que, con coraje y determinación, cambiaron el destino de toda una Nación.