El grupo de Proyectos Alternativos da a conocer el discurso de Armen Gevorgian, ex viceprimer ministro de Armenia, en la sesión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europala, PACE, durante el informe sobre las actividades de la Oficina y el Comité Permanente el 7 de abril de 2025
Estimados colegas,
Ha transcurrido un mes desde que Armenia y Azerbaiyán anunciaron el acuerdo sobre el texto del llamado tratado de paz. Esta noticia fue recibida por la comunidad internacional con “entusiasmo constructivo”, a pesar de que el público armenio aún no ha visto el texto del tratado, que no se ha hecho público.
El tratado aún no ha sido firmado.
Muchos en Armenia ahora perciben este “tratado de paz” secreto, como algo que nos distancia de la paz real. En lugar de generar confianza en el futuro, las negociaciones en curso han creado una profunda desconfianza. La idea misma de paz está siendo distorsionada y muchos armenios se enfrentan a un doloroso dilema: aceptarla como el comienzo de una nueva era o como símbolo de una derrota final.
Estoy seguro de que ustedes estarán de acuerdo en que el valor de cualquier acuerdo no reside sólo en su firma, sino también en la presencia de garantías claras y mecanismos de implementación efectivos. Una paz duradera requiere sistemas sólidos de controles y equilibrios, especialmente en contextos regionales frágiles. En nuestro caso, tales mecanismos están completamente ausentes.
Además, las medidas que originalmente estaban destinadas a promover la justicia y la desescalada durante las negociaciones ahora están excluidas, y Azerbaiyán ha demostrado con qué facilidad se ignoran los enfoques de disuasión europeos.
Estimados colegas,
permítanme una vez más llamar su atención sobre los vergonzosos juicios que se están llevando a cabo actualmente en Bakú contra prisioneros armenios. Su continuación demuestra claramente que Azerbaiyán no está dispuesto a firmar ni a aplicar ningún acuerdo de paz con Armenia. No debemos olvidar que Turquía y Azerbaiyán no tienen antecedentes de mantener acuerdos con Armenia, ni tienen intención de construirlos. Su objetivo no es la coexistencia pacífica, sino aprovechar una “oportunidad histórica” para resolver finalmente lo que todavía llaman la “cuestión armenia”.
Señor Presidente,
es justo que sigamos constantemente prestando atención a la situación en Gaza. Sin embargo, seguimos ignorando la destrucción deliberada del patrimonio armenio en Artsaj (Nagorno-Karabaj). Los mecanismos e instituciones internacionales creados para prevenir estos desastres simplemente no funcionan. Azerbaiyán sigue violando e ignorando las sentencias de los tribunales internacionales, mientras las organizaciones internacionales muestran una indiferencia alarmante hacia los derechos fundamentales de los armenios a regresar a su patria histórica.
El silencio de la comunidad internacional, incluido el Consejo de Europa, ante las flagrantes violaciones del derecho internacional por parte de Azerbaiyán es prueba del colapso del orden internacional basado en normas.