La violencia policial injustificada que tuvo lugar hoy (30/05/24), frente al Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Armenia, es deshonrosa no sólo para el sistema del Ministerio del Interior, sino también para el personal diplomático armenio. Los diplomáticos armenios nunca necesitaron protegerse de su propio pueblo. El deber de un diplomático es proteger los intereses de su propio pueblo en todos los niveles internacionales.
Lo nuestro es un servicio, no un simple trabajo burocrático. Hoy, Armenia se enfrenta al mundo exterior y a las amenazas regionales en la posición más inestable del período de independencia. Reconocemos a nuestros colegas que aún cumplen con su deber en el Ministerio de Relaciones Exteriores y comprendemos la difícil situación en la que se encuentran.
Les instamos a permanecer fieles a sus posiciones, a recordar que no han entrado el servicio de un grupo que accidentalmente tomó las riendas del poder y no tienen un conocimiento profundo de los intereses del Estado, sino del pueblo de Armenia.
Las generaciones futuras de Armenia soportarán las consecuencias de sus servicios de hoy.
Ustedes compartirán su gran parte de responsabilidad por los difíciles acontecimientos que han ocurrido y sucederán con el pueblo armenio, cuya razón son las decisiones tomadas a solas y a espaldas del pueblo, sin tener en cuenta las preocupaciones y advertencias del personal diplomático. .
No asuman la responsabilidad de acciones sobre las que no tienen influencia. Como colegas, los llamamos a unirse a las demandas de nuestro pueblo, cuya importancia quizás ustedes comprendan mejor, para que en un futuro próximo podamos unir nuestras fuerzas, experiencia y conocimientos, y sacar a Armenia de esta difícil situación.