BTGHNI, Armenia — “Karabaj fue vendido. Culpo por ello a las autoridades anteriores y actuales, pero ante todo culpo a la llamada aliada Rusia. Vendieron Karabaj y ahora han convertido a Syunik en un tema de comercio. Era el plan de Putin, Erdogan y Aliyev”, dijo Sahak Sahakian, residente de la aldea de Btghni.
Y añade: “Dejemos que la base militar rusa abandone Armenia para que podamos vivir en paz. Que vengan los franceses. Pashinian quiere ir a Occidente, por eso Rusia está presionando a Aliyev para que ataque a Armenia. Muchos armenios de Karabaj han venido a nuestra aldea, sé que les resulta muy difícil adaptarse aquí, pero ¿adónde pueden ir? No tienen adónde ir. No pueden vivir bajo la bandera de Aliyev. Hoy en día no quedan armenios en Karabaj, entonces, ¿qué están haciendo los rusos allí? ¿Se quedaron como garantes de los apartamentos desocupados?”
Las casas vacías y las propiedades de los armenios (refugiados) de Artsaj son otro tema del que hablar. Por lo general, les alegra saber que las puertas de los apartamentos están selladas y bajo la protección de las fuerzas de paz rusas. Pero en las redes sociales azerbaiyanos aparecen regularmente imágenes en las que se ve claramente cómo entran en las casas de la gente y arrojan sus pertenencias a la calle. Además, hoy se conoció la noticia sobre la demolición del edificio del parlamento de Artsaj.
El presidente del Parlamento de Armenia, Alen Simonian, dice más o menos lo mismo que Sahak Sahakian: “En más de una docena de episodios se hizo evidente que nuestro aliado (Rusia) no nos está ayudando”.
El 22 de febrero, el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, criticó a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) en una entrevista con France24, diciendo que la organización no intervino en 2021 ni en 2022 y, de manera similar, no impidió los ataques de Azerbaiyán contra Armenia. Concluyó que Armenia ha “congelado” su participación en la OTSC.
En respuesta, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó que es hora de que Armenia decida sobre su estatus en la OTSC.
“Las declaraciones de las autoridades armenias de que fue Rusia la que provocó que Azerbaiyán iniciara una guerra contra Armenia en septiembre de 2020, acusándonos de todo, incluso de traicionar al pueblo de Nagorno-Karabaj: llamemos a las cosas por su nombre, no es más que una absoluta mentira”, dijo Lavrov en la conferencia de prensa posterior al Foro Diplomático de Antalya días pasados.
En cuanto a por qué la OTSC no intervino para impedir ataques contra Armenia, el segundo presidente de Armenia, Robert Kocharian, dijo anteriormente que sería ingenuo pensar que esta estructura intervendría, mientras que al mismo tiempo dijo que cree que Armenia debería seguir siendo miembro de la OTSC.
“Todos los países miembros de la OTSC tienen relaciones mucho mejores con Azerbaiyán y Turquía, por lo que sería ingenuo pensar que la OTSC puede intervenir cuando Azerbaiyán nos ataca. Simplemente está fuera de discusión. La OTSC no es una estructura muerta; simplemente opera donde los intereses que coincidan con todos, como vimos en el caso de Kazajstán. Si nos quedamos o no en la OTSC, por supuesto que debemos hacerlo. En primer lugar, no existe otra estructura que sustituya a la OTSC. Debemos seguir siendo miembros de esa estructura, pero no hacernos ilusiones en términos de seguridad”, afirmó Kocharian.
Añadió que en el caso de Karabaj la OTSC no podía intervenir en absoluto, teniendo en cuenta su estatus y el contingente ruso estacionado allí (que todavía se encuentra allí), era considerado el garante de la seguridad de Karabaj.
Noviembre de 2020, cuando la cotangente rusa de mantenimiento de la paz estaba estacionada en Nagorno-Karabaj, los lugareños sintieron una sensación de seguridad y paz. Creían y deseaban que los rusos permanecieran en Artsaj, no cinco años, como estipulaba el contrato, sino mucho más tiempo, para garantizar la seguridad de la población armenia.
Sin embargo, los tiroteos no cesaron en Artsaj. Como resultado de la guerra de 2020, las posiciones militares de Artsaj y Azerbaiyán estaban ubicadas muy cerca una de otra, y el ejército azerbaiyano disparaba periódicamente contra los agricultores armenios, impidiéndoles realizar trabajos agrícolas. Estos incidentes normalmente terminaban sólo con declaraciones de que las autoridades de Artsaj habían informado a las fuerzas de paz rusas.
El 24 de marzo de 2022, cuando los azerbaiyanos ocuparon la aldea de Baruj, que estaba protegida por las fuerzas de paz rusas, los armenios de Artsaj comenzaron a desconfiar y desilusionarse con las fuerzas de paz rusas. Más tarde, cuando los “ecoactivistas” azerbaiyanos cerraron la única carretera vital que conecta Artsaj con Armenia, el corredor de Lachin, creció la desconfianza. Un grupo de activistas con carteles que decían "Necesitamos verdaderas fuerzas de paz" bloquearon la entrada a la unidad militar de fuerzas de paz rusas en Ivanyan (Khodjalu).
El deseo de los armenios de Artsaj se cumple hoy, pero de otra manera. Las fuerzas de paz rusas continúan en Artsaj y, sin embargo, los residentes se han ido. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, afirmó cínicamente que no hay pruebas de limpieza étnica en Nagorno Karabaj.
“En cuanto a las afirmaciones sobre la limpieza étnica en Karabaj, sería deseable ver pruebas. Si hay al menos un documento de alguna organización internacional que se considere respetable en Ereván, por ejemplo, las Naciones Unidas o cualquier otra organización... si hay al menos un documento o alguna declaración que atestigua que tal limpieza étnica tuvo lugar, por favor "Nos proporcionen referencias a esos documentos", dijo Zakharova en enero.
Por supuesto, la prueba es que toda la población de Nagorno Karabaj se vio obligada a trasladarse a la República de Armenia. Nadie sale de casa por capricho.
Después de las guerras de Artsaj de 2020 y 2023, la región armenia de Kotayk aceptó la mayor cantidad de refugiados de Nagorno Karabaj. Unas 20 familias de allí viven en la aldea de Btghni en Kotayk, dicen los lugareños. Al llegar al pueblo, uno se fija inmediatamente en ellos. Algunos están en una iglesia en ruinas haciendo sacrificios y orando, otros compran pan en la tienda y se van a su casa alquilada.
La familia de Luba Aleksanian es una de ellas.
“En 1991, nuestra casa en la aldea de Khantsadzor (región de Hadrut, Artsaj) fue incendiada a causa de la guerra. Vinimos a Hadrut y construimos una nueva casa desde cero. Parecía que por fin viviríamos en paz, pero no, volvimos a perderlo todo en 2020. Mi marido y yo somos personas discapacitadas. No podemos volver a construir un nuevo hogar. Somos viejos, de alguna manera sobrevivimos aquí en Armenia, sin ninguna ayuda”, dijo Luba Aleksanian.
“Cada día, cada segundo, espero regresar a mi amado Karabaj, si es posible vivir con seguridad allí. Por muy duro que fuera Karabaj, era mi hogar. Nuestras paredes nos mantenían calientes, a mí me basta un trozo de pan, sólo para estar en mi casa. No sé si aquí en Armenia comienza otra guerra, no sé qué pasará con nosotros, 1915 (el genocidio) es un ejemplo. Tengo la sensación de que estamos en una olla con tapa, rodeados por todos lados. No sé quién puede garantizar nuestra seguridad. Sólo quiero paz. Quiero volver a mi Karabaj”, concluyó.
