El gobierno de Azerbaiyán ha anunciado que tiene la intención de borrar las inscripciones armenias en los sitios religiosos en el territorio que recuperó en la guerra de 2020 con Armenia, informa Eurasianet .

Justificó la medida argumentando que las iglesias, de hecho, eran originalmente herencia de la Albania caucásica, un antiguo reino que alguna vez estuvo ubicado en lo que ahora es Azerbaiyán. La teoría, que no cuenta con el respaldo de los historiadores, ha sido propagada durante mucho tiempo por historiadores nacionalistas azerbaiyanos y ha sido adoptada por el actual gobierno de Bakú.

El ministro de Cultura, Anar Karimov, dijo en una rueda de prensa el 3 de febrero que se ha establecido un grupo de trabajo que será responsable de eliminar “los rastros ficticios escritos por armenios en los templos religiosos albaneses”.

“Vamos a inspeccionar esos lugares con los miembros del grupo de trabajo y, después de la inspección, consideraremos nuestros próximos pasos”, dijo Karimov. Si bien no identificó quién estará en el grupo de trabajo, el ministro afirmó que el grupo estará compuesto por “expertos tanto locales como internacionales”.

La teoría albanesa fue desarrollada por primera vez en la década de 1950 por el historiador azerbaiyano Ziya Buniyatov, quien afirmó que las inscripciones armenias en las iglesias en territorio azerbaiyano fueron adiciones posteriores a las iglesias albanesas. Según esta teoría, solo se “armenizaron” después de la emigración armenia a gran escala a la región después de que Rusia obtuviera el control del territorio de manos de Azerbaiyán a principios del siglo XIX.

El anuncio del grupo de trabajo es el primer paso concreto que ha dado el gobierno prometiendo abiertamente borrar los rastros armenios en las iglesias que ahora están bajo su control.

Las continuas amenazas a los sitios culturales armenios han suscitado preocupación internacional. Poco después de la guerra, Aliyev le prometió al presidente ruso, Vladimir Putin, que protegería los sitios cristianos en los territorios recién recuperados. La UNESCO emitió una declaración advirtiendo a Armenia y Azerbaiyán que “los daños a los bienes culturales pertenecientes a cualquier pueblo significan daños al patrimonio cultural de toda la humanidad”. Sin embargo, los esfuerzos de la UNESCO para enviar una misión a Karabaj para examinar los sitios del patrimonio cultural se han estancado durante mucho tiempo.

En diciembre, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó que Azerbaiyán debe “tomar todas las medidas necesarias para prevenir y castigar los actos de vandalismo y profanación que afecten el patrimonio cultural armenio, incluidos, entre otros, iglesias y otros lugares de culto, monumentos, lugares de interés, cementerios y enseres.”

Los funcionarios armenios no reaccionaron de inmediato al anuncio de Azerbaiyán. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Vahan Hunanian, dijo a Eurasianet que no tenían comentarios sobre este tema específico ahora, pero que habían enfatizado repetidamente la importancia de preservar el patrimonio cultural armenio.

Las preocupaciones sobre la preservación de los sitios culturales en Nagorno-Karabaj se vuelven aún más urgentes por la historia del gobierno de Azerbaiyán de destrucción sistemática del patrimonio indígena armenio, actos tanto de guerra como de revisionismo histórico. El gobierno de Azerbaiyán ha destruido en secreto una cantidad sorprendente de artefactos culturales y religiosos a fines del siglo XX. Solo dentro de Nakhichevan, un enclave históricamente armenio en Azerbaiyán, las fuerzas azerbaiyanas destruyeron al menos 89 iglesias medievales, 5.840 khachkars (cruces de piedra armenias) y 22.000 lápidas históricas entre 1997 y 2006.